Tal como si alguien de otro planeta llegara a la Tierra para hablarnos del futuro y decirnos que nuestros razonamientos estaban equivocados, es como aparece English Electric, el nuevo disco de estudio de OMD que representa el segundo esfuerzo después de su reunión. Con una clara melancolía como línea principal y una sutil pero verdadera renovación en el sonido del dúo, es como se presenta esta nueva producción.

A través de las 12 canciones del álbum, Andy McCluskey y Paul Humphreys manejan un discurso sobre las visiones del futuro y las configuraciones erróneas que la humanidad asume. Tal es como comienza “Please Remain Seated”, una introducción en donde la voz de un robot nos dice: “The future that you have anticipated has been cancelled. Please remain seated and wait for further instructions”, una frase que engloba la línea lírica del disco e incluso la esencia de la música y sus sonidos.

Los sintetizadores que siempre han caracterizado a OMD continúan presentes, igual que la frescura e impacto con los que han sido generados a lo largo de la carrera del grupo; sin embargo, en esta ocasión se mezclan de manera brillante con la melancolía de canciones como “Metroland”, así como con beats fuertes y energéticos como los de “The Future Will Be Silent”, canción que por cierto, se pregunta a qué sonará el futuro y dónde se encontrará el paraíso.

“Helen of Troy” y “Kissing the Machine”, ésta última original del disco Elektric Music de Esperanto (proyecto del exKraftwerk Karl Bartos), tienen en su base sonidos y voces que crean escenarios celestiales y épicos. Lo interesante es que estos elementos coexisten con momentos que, por otro lado, nos hacen sentir como dentro de un sistema robótico en el que intentamos descifrar la forma en que funciona.

Una de las canciones más pop, más bailable y que nos lleva al final del disco, es “Dresden”. Es una especie de regresión al New Wave de finales de los años 70’s y principios de los 80’s, pero con destellos de esa modernidad que sin mayor esfuerzo, se distingue a lo largo de este nuevo disco de OMD, el cual termina con un camino que suavemente nos lleva a aquel silencio del que el dúo habla a lo largo de las 12 canciones. Un silencio que llega después de “Atomic Ranch” y “Final Song”.