Desde el momento en el que los hermanos Dreijer aparecieron en escena con su álbum homónimo de 2001, se les consideró un dúo que en esencia creaba música pop mezclada y balanceada con melodías etéreas y complejas. Ahora, 12 años después de su llegada, Karin Dreijer Anderson y Olof Dreijer reaparecen con un disco largo que no deja de lado su sonido característico, pero que sorprende y lleva a un nivel más alto la experimentación de ambos.

Shaking the Habitual es caótico y se define más por sus canciones experimentales, que por las que pueden encajar en aquellos sonidos como los compartidos por Röyksopp o bandas del estilo. De hecho, a lo largo de las 13 canciones del disco, los hermanos se notan más libres y al mismo tiempo, encerrados en sus preocupaciones, las cuales hacen alusión a temas políticos, sociales, de medio ambiente, crisis y género. De ahí que el flujo de su música sea también un vaivén de emociones que sitúa al escucha en diferentes momentos y ambientes.

Detrás de esa portada rosa, la nueva producción de The Knife es crítica y violenta, aunque algunas veces también relajada, tal como “A Tooth for an Eye”, canción que abre el disco de manera amigable, decorada y optimista, pero que no refleja del todo la historia real del disco. Quizá esa haya sido la razón por la que “Full of Fire”, el segundo track, haya sido la primera canción que los hermanos nos dejaron escuchar, pues se trata del ejemplo perfecto de balance entre alegría y caos.

Por otro lado y de forma más dominante, canciones como “A Cherry on the Top”, forman parte de las atmósferas introspectivas que The Knife creó para este disco; momentos oscuros y caóticos que captan la atención de nuestro cerebro y logran situarnos donde el dúo quiere. Y aunque los momentos pop nunca desaparecen, como con “Without You My Life Would Be Boring”, el disco poco a poco nos hunde en sonidos más etéreos y algunas veces ambiguos.

Las dos canciones que parten el disco a la mitad son el secreto que existe en la parte más profunda de la mente de Karin Dreijer Anderson y Olof Dreijer. Primero un puente violento de menos de un minuto con “Crake” y enseguida una atmósfera de casi 20 minutos con “Old Dreams Waiting to Be Realized”, esta última crea una escena sonora donde sabemos que hay algo, pero no sabemos qué es. Más que un sueño, es una especie de pesadilla de la que no estamos seguros si queremos salir.

El disco manda, es él el que nos guía y nos regala respiros de tranquilidad en el último bloque, donde canciones como “Raging Lung” y “Networking”, automáticamente nos preparan y nos llevan a más caos, a más escenarios que nos confunden pero al mismo tiempo nos envician. Shaking the Habitual es un camino largo, un recorrido con muchos elementos que al final vamos a querer experimentar una y otra vez.