El álbum 'Dark Side of the Moon' de Pink Floyd cumple 40 años.

El álbum ‘Dark Side of the Moon’ de Pink Floyd cumple 40 años.

Texto: @elbaxter

Una de las secuencias más memorables del cine para todos los amantes de la música, es esa en Almost Famous (Cameron Crowe, 2000), donde Anita (una muy joven Zoe Deschanel), la hermana de William Miller sale corriendo al auto de su novio, liberándose del yugo de su tradicionalista madre. Antes de irse para siempre, con “America” de Simon and Garfunkel de fondo, Anita se acerca al niño para decirle un secreto: dejó un regalo escondido en su recámara. «Mira debajo de tu cama, te liberará.» Poco sabía el niño William que ese regalo de su hermana, que incluía maravillas como el Pet Sounds de los Beach Boys, El Axis: Bold as Love de The Jimi Hendrix Experience, el Blonde on Blonde de Dylan o el Tommy de The Who, lo convertiría en el próximo gran reportero de la Rolling Stone. En la emotiva rom-com de Crowe, que hasta cierto punto es autobiográfica, el mensaje es clarito y certero: hay discos, canciones, bandas, momentos musicales que definen tu vida para siempre.

El Dark Side of the Moon de Pink Floyd es uno de esos álbumes imposibles de olvidar: atemporales, icónicos, perfectos; que cuando lo encuentras (o te encuentra) en la repisa de los discos de tu tío jipioso o en un estadio lleno de devotos de la banda, o como un regalo debajo de tu cama, cambiará tu vida para siempre. Te liberará y no volverás a ser el mismo.

Se ha escrito tal vez demasiado sobre esta obra, que durante este mes está cumpliendo 40 años. La reflexión sigue inconclusa hasta la fecha. Su mística tiene el potencial de obsesionar a cualquier persona con un mínimo interés en la música como forma de expresión artística. Un álbum conceptual que como cualquier obra de arte trascendental, significa una experiencia en quien lo escucha. La estructura del disco fue diseñada para escucharse como un todo y no como una serie de canciones. Las letras hablan sobre las obsesiones del ser humano: la locura, el dinero, el tiempo, el sentido de pertenencia con la sociedad moderna: temas que hasta la fecha siguen siendo relevantes para las generaciones que lo escuchan. La primera vez que escuché el disco tenía 15 años. En la adolescencia, me abrió un universo de música, expandió mi percepción sobre el poder que tiene una serie de composiciones ligadas en una pieza completa.

The Dark Side of the Moon es un hito por sí mismo. Catapultó la carrera de Pink Floyd a niveles inuscitados, convirtiendo a la banda inglesa en un gigante de los estadios. Cambió a la industria musical permanentemente: los artistas tuvieron un nuevo reto. ¿Cómo hacer una obra profunda y al mismo tiempo con un potencial comercial gigantesco? A la fecha, pocos músicos han logrado cumplir esas expectativas, y son los que de alguna forma, han ido moldeando la forma en la que escuchamos música. El hilo negro se puede vislumbrar ahí, en los 10 tracks que a la fecha, siguen liberando mentes y sembrando dudas: potenciando reflexiones a 40 años de existencia.

A continuación, algunas observaciones sueltas sobre puntos que fortalecen la mística del disco. Algunos hechos que justifican que, de algún modo u otro, millones sigamos hablando obsesivamente sobre él.

I.

La portada del álbum es un enigma per se. Un prisma que deconstruye la luz en todos los colores del espectro visible. ¿Cómo es que este triángulo empostado sobre una superficie negra dice tanto sobre el contenido del disco? En el libreto del disco, las letras de las canciones están impresas sobre un color en específico. “Money”, por ejemplo, es verde, mientras que la calurosa “Time” (con el reprise de “Breathe”) vienen anaranjadas. Los latidos que se escuchan a lo largo del disco, están ilustrados dentro del arco iris. Probablemente la canción más representativa es “Any Colour You Like”, instrumental, multicolor, multicapa… igual que la tapa del disco.

La pieza, realizada por el inglés Storm Thorgerson, (conocido principalmente por su trabajo con Pink Floyd, pero cuya obra se podría decir que ha cambiado la estética de la música en más de una era —> www.stormthorgerson.com) le ha dado la vuelta al mundo y después del Sgt. Pepper es probablemente la portada más icónica en la historia de la música.

Pink Floyd

Pink Floyd

II.

Uno de los puntos clave para que el disco lograra hablarle a tantas personas tan distintas en lugares diferentes del mundo es su universalidad. Las letras exploran -poéticamente- aspectos difíciles de la vida humana. Entre las canciones se pueden escuchar verbatims de una serie de grabaciones en donde entrevistaban a personas con preguntas formuladas por el mismo Waters. Algunas de las preguntas, según documenta la edición especial Immersion del disco (2011), fueron:

¿Tienes miedo a morir?
¿Cuándo fue la última vez que fuiste violento?
¿Fue por la noche?
¿Eventualmente piensas que te estás volviendo loco?
¿Por qué?

Entre los entrevistados estuvieron Paul y Linda McCartney, pero el que mejores frases dio, fue el portero de los estudios Abbey Road. El que inmortalizó la frase final del disco: «no existe el lado oscuro de la luna, de hecho, está toda oscura».

Parte del proceso de creación del disco puede verse en el maravilloso Pink Floyd: Live at Pompeii, un DVD que muestra a la banda tocando en un anfiteatro vacío en Pompeya frente a las almas de los romanos muertos, y siendo entrevistada durante la grabación del álbum. Ahí, podemos ver los juguetes con los que lograron los sonidos del “On the run”, las guitarras de “Every Colour You Like” y los coros gospel que llevan la experiencia de las canciones al siguiente nivel.

III.

Cuando escuché por primera vez sobre la existencia de este álbum (para mí, hasta ese momento, Pink Floyd era sinónimo de The Wall y hasta ahí), fue cuando algún descubridor pentadimensional sincronizó en su casa el VHS de El Mago de Oz (Victor Fleming, 1939) con el Dark Side. Una serie de “coincidencias” a lo largo de la película, entre el ritmo de las canciones, las letras y hasta el mismo formato de la película (The Wizard of Oz fue la primera película filmada a color) lograron captar la atención de los medios. Millones de copias tanto de la película como del disco se vendieron en todo el mundo. El disco hace perfecta sincronía con la película, y a pesar de que los miembros de la banda siempre negaron haber compuesto el disco a propósito así, las imágenes hablan por sí mismas. Las letras se empalman con lo que sucede en la película y las canciones se acaban al mismo tiempo que las secuencias. Brillante.

* Especial atención durante “The Great Gig in the Sky”, o “El gran concierto en el cielo” (15:05)

IV.

El impacto de una obra puede medirse mediante la cantidad de tributos o reversiones que se le han hecho. Las réplicas. En el caso del Dark Side son incontables los tributos. Gente como Dweezil Zappa o Rick Wakeman participaron en un tributo de rock progresivo al álbum. Los músicos de Easy Star, la disquera neoyorkina dedicada al roots reggae, lanzaron un tributo bien logrado al disco en el marco de su 30 aniversario. Los Flaming Lips hicieron lo propio en 2009 con un disco que contó con la participación de Henry Rollins y Peaches, además de Stardeath and White Dwarves.

El mismo Roger Waters decidió desempolvar el álbum para rendirle tributo y se lo llevó de gira durante dos años. The Dark Side of the Moon Live pisó las ciudades de Guadalajara, Monterrey y México. El show consistía en dos partes: la primera, un “grandes éxitos” de Pink Floyd (que involucraban a un cerdo volador gigante y la interpretación completa de “Sheep” del Animals) y la segunda, la interpretación completa y en orden del disco. El show, fue adicionado por visuales y lásers, una experiencia inolvidable.

V.

Mi maestra de Letras en la prepa, alguna vez dijo algo que se quedó resonando para siempre en mi memoria: «Hay que leer el Quijote al menos tres veces en la vida. En la adolescencia, en la madurez y en la vejez. Cada lectura al libro tendrá un significado distinto y cambiará para siempre al que lo lea.». Me atrevería a hacer la misma afirmación, cambiando el Dark Side por la novela de Cervantes. Como con los libros, escuchar un disco es un tema de cuidado, atención y dedicación. Hay que leer las letras, no obviar los puentes musicales, cerrar los ojos y dejar que la música haga lo suyo. A diferencia del Quijote, escuchar completo The Dark Side of the Moon toma sólo 43 minutos de tu vida.

El disco sacó únicamente dos sencillos, pero las canciones del álbum no se entienden si no es en contexto. Una canción lleva a la otra, se entiende mejor gracias a su antecesora: tiene un principio y un fin. Las líneas finales, las letras de “Eclipse” resumen toda la grandeza de la obra, le dan significado al prisma, a los latidos de corazón, a los solos de guitarra y los coros evangélicos.

«All that you touch, all that you see, all that you taste, all you feel.
All that you love, all that you hate, all you distrust, all you save.
All that you give all that you deal, all that you buy, beg, borrow or steal.
All you create, all you destroy, all that you do, all that you say.
All that you eat, and everyone you meet l that you slight, and everyone you fight.
All that is now, all that is gone, all that’s to come
And everything under the sun is in tune, but the sun is eclipsed by the moon.»

Hay bandas, momentos, canciones, conciertos que definen tu vida. Cambian la forma en la que te peinas, o te vistes, la manera en la que hablas y en cómo te relacionas con los demás. The Dark Side of the Moon es un manifiesto que explica y lleva a cabo lo anterior. Su gran magia es que dentro de la forma está el fondo: el medio es el mensaje. Es un disco congruente de principio a fin. El mensaje que mandan las letras tiene que ver con la portada; los efectos de producción (los coros, el eco, el cambio de tiempo de 5/4 a rock and roll en “Money”, por ejemplo) obedecen al cometido de las canciones dentro del disco y a su orden.

Todo. Absolutamente está meticulosamente interconectado: un patio de recreo para lunáticos de todas las edades. Un viejo sabio que no envejece, porque en el proceso, supo encontrar el secreto de la inmortalidad.