Chino Moreno de los Deftones lució agradecido con sus fans y contendo por regresar a México. Foto por Toni Francois

Texto: @lpalms

La Arena Ciudad de México se sintió diferente en comparación con el primer día del Maquinaria Fest. Hubo más gente, más diversidad, más ánimos; se sintió más como un festival.

La pista se llenaba mientras los de Chihuahua, Apolo, calentaban el escenario. Con una potencia que emulaba en instancias a The Mars Volta, los mexicanos intentaron ganarse a un público muy exigente, y a pesar de arrancar unos cuantos aplausos, les llovieron toda clase de proyectiles y reproches.

En cuanto los desérticos abandonaron el escenario, comenzaron a surgir playeras de Stone Sour y Slipknot, incluso se vio a un fan que vistió el jumpsuit rojo que caracteriza a los nueve de Iowa y cubrió su cara con la misma máscara que usaba James Root. Los 30 minutos de descanso entre Apolo y Stone Sour sirvieron para que la masa de gente que abarrotaba la zona general creciera y más personas tomaran sus asientos en las gradas.

En poco tiempo se fueron las luces y sonó una grabación de “Gone Sovereign”, el tema que abre el nuevo disco de la banda, uno por uno entraron al escenario hasta que se detuvo la grabación y Roy Mayorga empiezó el concierto con un brutal redoble de batería. Cervezas volaron por los aires y Corey Taylor fue recibido como héroe. La banda, que curiosamente se formó antes que Slipknot, repasó sus cuatro materiales discográficos y prometió regresar pronto, Corey Taylor se vio genuinamente emocionado por la respuesta del público mexicano. Esperemos que la próxima vez que nos visite sea con uniforme y máscara.

15 escasos minutos tomaron para que la pista se llenara y los corazones palpitaran desesperados por la presencia de Deftones. En un escenario cubierto de humo salieron los californianos bañados en luces de colores profundos, un ambiente similar al video de “Sex Tape”. El viaje arrancó con “Diamond Eyes” y “Rocket Skates”, en esta última las gargantas rugieron en unísono: “GUNS! RAZORS! KNIVES!”. Después del caos que generó esta pareja del material de 2010, llega otra, ahora de 1997, “Be Quiet and Drive (Far Away)” y “My Own Summer (Shove It)” hicieron detonar la arena y comenzó una batalla de cervezas, la lluvia de alcohol fue sólo un ejemplo del éxtasis colectivo que se vivía.

Deftones en vivo es una experiencia sumamente atractiva, desde la sexualidad que irradia Chino Moreno hasta la aplastante guitarra de Stephen Carpenter, uno de sus conciertos se siente como algo único, irrepetible y personal. El Maquinaria fue testigo de un setlist impresionante que tuvo joyas como “Knife Party” y clásicos como “Change (In The House Of Flies)”, la segunda se llevó una de las ovaciones más estridentes de la noche.

Por último, estuvo el reverendo. Impaciente lució su séquito después de 20 minutos de retraso. Una cortina negra cubrió el escenario y se empezó a escuchar una melodía oscura. Luces teatrales proyectaron las sombras de los músicos e inició el show con “Hey, Cruel World…”, la cortina cayó y reveló a un Marilyn Manson escondido detrás de una máscara negra reminiscente del fantasma de la ópera. Lo que hizo Manson en vivo fue montar un espectáculo musicalizado por una ráfaga de sus grandes éxitos. El primer acto de la noche siguió con “Disposable Teens” y “The Love Song”, en la cual se disfrazó de una versión ensangrentada del Sumo Pontífice. Como el showman que es, el artista americano cambió de vestuario constantemente; también cambió la ambientación por medio de props como el atril de “Antichrist Superstar” y sus dos micrófonos, uno con brass knucke y otro con cuchillo.

Marilyn Manson montó un show imparable con una secuencia de hits envidiable, fue una clausura más que digna al espectacular segundo día del Maquinaria.

Hoy se lleva a cabo el último día del festival, encabezado por The Prodigy, Gogol Bordello e Illya Kuryaki and the Valderramas, probablemente una gran fiesta de cierre.