Fotos: Toni François (@tonifrancois) | Texto: Fabricio Tomé (@fabriciots)

Después de dos conciertos sold out en febrero de este año y otras dos presentaciones previas en México en el año 2006, Phoenix hizo un nuevo regreso triunfal a nuestra ciudad y este es el relato. Entré a las 21:00 hrs. listo para desatar una pandemia a causa de mi virus de la gripe, pero afortunadamente ahí estaba Jesus Christ predicando en un ritmo funk; yo pensé que era la Expo Cristiana cuyos anuncios vi en el metro pero, afortunadamente, se puso loco y supimos que era el diablo disfrazado.

Adanowsky se despidió dejando alborotado a todo el pay de gente que conformaba la fanaticada a ras de suelo, el cual terminó de llenarse minutos antes de aparecer el cuarteto francés. Mientras les cuento esto, el random me puso una canción del álbum LIVE! Thirty Days Ago y, créanme, no es gratuito que hayan escogido a México para cerrar la gira y retirarse a descansar como gansos para foie gras.

La banda conectó con el público desde la primera nota y yo, por milagro, ya no sentía las molestias de la gripe, al contrario, era mi amiga y estábamos brincando. Además, sudaba como puerco fuera del lodo en las Bahamas. Los cisticercos  se alimentaban y yo bailaba como lo haría un zombie. También pasaron por el mood lounge / mellow pero, en general, los consideraría más energizantes que melosos.

Se despidieron sin éxito una primera vez a los 45 minutos (jamás les creímos). Regresaron a inquietarnos nuevamente, yo perdí mi lugar, perdí la cordura y contagié toda mi arritmia desmedida a cinco rubias idénticas y a su hermano menor que fueron abandonados por una camioneta de turismo. Durante algún momento, una gran tela blanca tapó el escenario como haciendo alusión a una bandera de la paz. Luego, una pausa instrumental nos estabilizó las endorfinas. Después, volvieron a sacudirnos más. Se despidieron de nuevo y otra vez tampoco les creímos.

Dos minutos después, un par de spots alumbraron al centro del pay de gente; ahí aparecieron para tocar una versión acústica de “Love For Granted” y, si mi inglés con acento francés no me traicionó, tocaron un tema en francés que creo fue el primero que compusieron; si estoy equivocado crucifíquenme y aviéntenme guanábanas. El caso fue que los más apachurrados terminaron en primera fila por unos cuantos temas. ¡La vida es grata!, por eso agradezco haber estado ahí.

“Adiós Mexicouuu“ dijo una vez más Thomas, frontman de la banda, (pero ya no intentaba convencernos de que era mentira). Finalmente, regresaron al escenario principal y ahí metieron un spring donde nos hizo corear “If I Ever Feel Better“, su obligada. Ahora sí, se fueron a quién sabe dónde pero prometieron regresar y salimos a que nos estafaran los taxistas. A continuación, las fotos cortesía de Toni François.