En 1988, Metallica presentó el experimento musical que probablemente sea el más ambicioso y exitoso en su trayectoria. Publicada como tercer y último sencillo de …And Justice For All (1988), “One” fue la canción más emotiva que la banda había grabado hasta entonces.

“One” trata sobre un soldado que, en pleno campo de batalla, le estalla un mortero en la cara. No puede oír, ver, oler o saborear y no tiene brazos ni piernas. Sale del coma en un hospital y durante su estadía ahí, reflexiona sobre la vida y las cosas que le dijo su padre.

Al final los médicos se preocupan porque tiene espasmos constantes, pero no parece que se esté muriendo. Llaman al general y éste tampoco puede entenderlo; sin embargo, el soldado que acompaña al general capta lo que quiere comunicarles.

“Es código Morse”, dice. El general pregunta qué está diciendo y el soldado mira durante un minuto y luego dice: “Está diciendo M-A-T-A-M-E una y otra vez”.


La letra del corte está basada en la novela de 1939 Johnny Got His Gun, de Dalton Trumbo, que trata sobre la Primera Guerra Mundial. Un pasaje concreto que inspiró la canción es:

¿Cómo puede un hombre perder tanto de sí mismo como yo y seguir viviendo? Cuando un hombre compra un billete de lotería, nunca esperas que gane porque es una posibilidad entre un millón. Pero si gana, te lo crees porque uno entre un millón sigue siendo uno. Si leyera sobre un tipo como yo en el periódico no me lo creería, porque es una posibilidad entre un millón. Pero de un millón a uno siempre queda uno. Nunca esperaría que me pasara a mí porque las probabilidades de que ocurra son de un millón a una. Pero de un millón a uno siempre queda uno.

Johnny Got His Gun, 1939.

James Hetfield conoció el libro gracias a su hermanastro mayor, David Hale. En 1971, Johnny Got His Gun se convirtió en una película dirigida por el propio Trumbo y protagonizada por Timothy Bottoms y Jason Robards. El vídeo de la canción utiliza imágenes y monólogos de ese mismo largometraje. Como dijo en su momento el baterista de Metallica, Lars Ulrich:

Obviamente, no es el vídeo más alegre y edificante que se pueda ver. Definitivamente consigue una reacción algo emocional. No había visto un vídeo de esa naturaleza antes.

Fue, para Metallica, una declaración artística definitoria, tan poderosa, rompedora e inflexible como la música que les había convertido, a finales de los 80, en la mayor banda de culto del mundo.