Mientras que la entrada de Newsted en 1986 fue de lo más emotivo y profundo, su salida en 2001 fue algo completamente caótico.

Tal y como lo reporta loudwire, Phil Towle, psicólogo de Metallica quien dio la pauta para construir la narrativa del documental ‘Some Kind of Monster’ gracias a los perfiles que armó de cada uno de los integrantes del proyecto, los últimos años de Newsted en la banda fueron tan caóticos y problemáticos, como profundos e intensos.

¿La razón? Todos se encontraban atravesando una fuerte crisis personal que involucraba excesos, drogas, alcohol y muchísimo desgaste físico y emocional. Esto conllevo a que eventualmente, Metallica, más que una banda, fuera un desahogo a todo ese caos que se vivía y eventualmente eso se reflejó en su música.

Según Phil, Jason jamás quiso dejar la banda. De hecho, así como cualquiera, Newsted se sentía profundamente agradecido por poder formar parte de algo tan grande como Metallica. Sin embargo, su entrada tras la muerte de Cliff Burton, llevó consigo dos elementos muy pesados que no cualquiera hubiera podido cargar durante casi 15 años: la expectativa por tocar tan bien como lo hacía Burton, y la manera tan poco saludable en la que los demás integrantes lo utilizaron para lidiar con su “duelo”.

En palabras de Towle, Newsted jamás encontró una manera de hablar las cosas, lo cual provocó que en sus adentros se construyera un coraje y resentimiento por sentir que más que un “integrante de la banda”, siempre fue un “reemplazo de Cliff“.

¿Y a qué los llevó eso? A que eventualmente Jason, en vez de “platicar las cosas“, explotara hacia ellos con una bomba de odio y resentimiento que no permitió el paso a ninguna solución, sólo a reclamos, peleas y años de diferencias económicas, legales y creativas.

¿Y cuáles fueron los resultados de esa bomba? Que a su partida, después de 15 años, todos comenzaron por fin a verdaderamente procesar la muerte de Cliff, lo cuál concluyó con Hetfield ingresando a Rehab y el resto de la banda sintiéndose rota y sin rumbo aparente.

¿Quién lo diría? Hablar las cosas hubiera resuelto el problema, pero todo pasa por algo y sobrevivir a esta “clase de monstruo” que es Metallica, no es fácil.