Sí, la crisis económica provocada por el COVID-19 ha golpeado a muchos, pero si algo debemos recalcar es que de todos los afectados, ha sido la industria de la música la que más batalla ha dado para salir adelante y buscar soluciones no sólo para reactivar el esquema de festivales y conciertos, sino también para devolverle trabajo y sustento a los millones de trabajadores que hoy por hoy, se encuentran nadando entre deudas y desempleo gracias a esta desafortunada pandemia.

Y aunque la batalla ha sido honesta, simplemente parece ser que la industria no logra ganar.

Primero se habló del esquema de “auto-conciertos” que, al parecer, sólo puede ser rentable en ciertos países debido a los espacios que requiere y la inversión que necesita (y sí, los promotores en Alemania pueden sostener una aventura económica de esta clase gracias a la privilegiada situación que viven, pero Latinoamérica no), luego EEUU quiso hacer lo propio al ofrecer un esquema de conciertos basados en las reglas de sana distancia que, en un momento, parecía poder funcionar, sin embargo hoy expertos en la salud informaron al gobernador de Arkansas que el modelo es disfuncional y que lo único que se lograría con ejecutarlo, es abrir las puertas a una tercera oleada de contagios.

El primer show en cuestión que se ha visto afectado por la falsa de efectividad en este modelo, ha sido el de Travis McCready, quien planeaba un concierto para 229 asistentes en un formato en el que habría “health-pods” para cada persona presente, además de áreas con rociadores para desinfectar constantemente al público, y un setup de 1 metro y medio de distancia entre cada “health-po”.

A pesar de esto, el gobernador Asa Hutchinson dice que no es suficiente y que según los expertos en el sector salud del estado, este concierto podría abrir la puerta a más contagios, a pesar de que las iglesias no cuentan ni con un cuarto de las regulaciones de este concierto, y Arkansas es uno de los estados que abiertamente sigue permitiendo congregaciones religiosas de manera periódica.

¿Algún día veremos la luz al final de este camino?