Texto: Jonathan Villicaña.

Escribo este texto a minutos de que las cuentas en redes sociales de Reactor 105 anunciaron el cese de programas en vivo, para dar paso únicamente a programación musical a partir del 01 de julio, esto debido a la austeridad financiera que está viviendo el Instituto Mexicano de la Radio (IMER), luego de que la Secretaria de Educación Publica (SEP) y Hacienda han retenido sus recursos.  

Quizá este sea el fin de una era, una era historia en la que la radio juvenil,  alternativa, o como le quieras decir, está por terminar, quizá una edad dorada en la que el dial de la CDMX nunca había tenido tantos espacios de este tipo.  Históricamente la radio alternativa contemporánea y juvenil nació en 1984 con el concepto que lideró Luis Gerardo Salas, Rock 101.

Recordemos que el rock estaba prohibido después de Avándaro desde 1971 y fue relegado a hoyos funk y la periferia, a lo oscurito, lo clandestino y mal visto por los buenos valores.

Rock 101, que era toda una escuela musical, dio el primer espacio que mostraba música de vanguardia donde cabía del punk a los experimentos electrónicos, pero todos los de esa generación tendrán más a la vista las canciones que inmortalizó Luis Gerardo Salas con sus viñetas.

De ahí a la fecha en estos 35 años han existido otros grandes espacios radiofónicos como WFM, Radioactivo, óxido, u Órbita, pero nunca podías encontrar más de 2 estaciones proponiendo algo de música fuera de los catálogos de las disqueras transnacionales en las frecuencias hertzianas recorriendo el aire de la entonces ciudad llamada Distrito Federal.

Hasta el viernes de la semana pasada podíamos descubrir música y escuchar anécdotas o recomendaciones, que realmente nos propusieran algo (más allá de la generalidad de la radio musical comercial) en RMX, Reactor, Ibero y Aire Libre por eso hozo decir que fue un periodo dorado para los que necesitamos propuestas y poder saciar una sed musical más allá de la formulita de 40 canciones en programación. 

El viernes pasado los micrófonos de RMX dieron el adiós luego de que la frecuencia fue vendida por Grupo Imagen a El Heraldo, y ayer comenzó a transmitir Heraldo Radio, una estación plana, noticiaría que obviamente debe atender los intereses de alguien que busca tener más poder, quizá desestabilizando, quizá contando verdades a medias, pero eso no nos incumbe hoy, lo que nos atañe es que el equipo de Gonzalo Oliveros se despidió del aire. 

Aún sin poder reponernos de esta pérdida, hoy Reactor 105.7 nos da a conocer que cierra una época, o al menos temporalmente se ha quedado sin la capacidad de cubrir los honorarios de los trabajadores del IMER que realizan los espacios que nos llenan de vida, generando solo incertidumbre, no sabemos si volverán, desaparecerán, o qué les depara el futuro. 

Reactor 105 es una estación de radio permisionada, que nació el 12 de noviembre de 2004, luego de que los cambios políticos de ese año vieran la desaparición de Radioactivo que ocupaba el 98.5 de la Frecuencia Modulada y Órbita 105 que antiguamente ocupaba la misma frecuencia que ahora Reactor. 

Marcelo Lara convocado a ser el gerente de la estación, formó un equipo de voces de ambas radios extintas, que dieron vida a Reactor 105, sin mucho aviso previo la canción que abrió transmisiones fue “Guerra Relámpago” de Rebel’D. De esta forma Raúl David “Rulo” mostraría una bandera blanca y abriría una pagina en la historia de la radio y de la música en México, por una lado limpiando su imagen y el odio que había acumulado de parte de mucha gente al programar casi pura música en inglés en Radioactivo.

Pero a la distancia este nuevo proyecto generó una nueva escena nacional, proyectos pequeños e independientes como Austin Tv, Porter o Hello Seahorse. Toda una nueva invasión regia de la mano de Niña, Quiero Club, She’s a Tease, y más, encontraron un espacio en la radio, con una parrilla programática balanceada que incluía a Ileana Rodríguez, Julio Martínez Ríos, Miguel Solís, Ariadna Montañez, El Warpig, Güicho y El Jinete entre más voces que muchos ya conocíamos. 


Sin duda desde el día uno al aire, Reactor 105 fue un suceso, siempre respetando los ideales de radio pública, con partidas y llegadas de locutores. La estación nos abrió los ojos a mucha música no solo nacional, sino de todo el mundo. Y como todo proyecto, Reactor ha tenido picos y valles dependiendo la perspectiva de la que se vea y los gustos afines de cada quien. Eventualmente las riendas pasaron de Marcelo a Romina Pons, y de Romina a Jorge Rugerio y finalmente hace apenas unos días a Natalia Szendro que hoy funge como gerente. 

Luego del anuncio de esta tarde, me acerqué a Natalia para dedicarle palabras de aliento, y ahí descubrí que no todo está perdido, ella ha mostrado una postura muy solida y abierta con esperanza desde esta trinchera y con el interés de seguir construyendo una radio pública de calidad, que me consta deja a muchos extranjeros con la boca abierta y enamorados de esta estación por su buen trabajo.

 
Lo primero que hay que hacer es difundir, pasar la voz de lo que sucede, no solo en Reactor en todas las estaciones del IMER, ya que a la par uno puede ver las cuentas de los locutores de otros espacios como Horizonte y Opus.

Otra cosa que me dejó claro la actual gerente de Reactor, es que hay que alzar la voz, y si tú eres escucha de alguna de estas estaciones y no estás de acuerdo con las decisiones que han llevado a este corte como ciudadano puedes pedir por cualquier medio, ya sea oficial o a través de tus redes sociales tanto a Hacienda como a la SEP que se libere el presupuesto para que el IMER regrese a sus operaciones regulares, ya que todos debemos recordar que la radio pública es un derecho fundamental.

Así que por más oscuro que parezca el camino aún existe la posibilidad de que salga el sol, y poner un granito de arena puede ayudar en este momento crucial, recuerda que al final de cuentas aunque hoy contamos con una gran cantidad de plataformas de streaming, la radio sigue siendo el principal medio de la gente en México para descubrir música, además de que al momento los algoritmos aún no han podido sustituir a la magia de escuchar a un locutor en vivo o el que te dedique una complacencia.