Texto: Hector Elí.

Todo comenzó por un tuit.

Gonzalo Oliveros, director y líder de RMX, preguntó en la red social si en Ciudad de México habría algún talento que quisiera ser parte de la estación de radio, luego de que esta llegara a la frecuencia modulada del 98.5 a principios de 2017.

A su publicación respondí que yo. Poco tiempo después lo vi en su oficina y platicamos por no más de 10 minutos. Oficialmente había entrado a RMX. Gonzalo le dijo a Ricardo Castañeda -el señor productor- que haría un especial para celebrar los 30 años del Joshua Tree de U2 y después me integraría a “calle” con Miriam Rascol. Hacer “calle” tiene que ver con acercarse con la gente, ser parte de la comunidad, estar cerca de quienes te escuchan.

Me di cuenta del poder de la estación con el festival 212 en Guadalajara. Un festival que cambió el epicentro. Cientos de voluntarios contribuyen para que el evento se realice con el único propósito de celebrar a la música y que, por un día, los tapatíos se apropien de un espacio que en muchas ocasiones ha sido manchado por la violencia, la mafia y la farsa política.

RMX es parte de esa ciudad y no habrá acuerdo comercial ni empresarios que borren su legado. Cómo escribiera un radioescucha en su blog: “Cuando necesitamos demostrar que no teníamos miedo a salir y tomar lo que aun es nuestro, la calle. Nos dio todo un movimiento que comenzó a los 212 días de entender lo que éramos y quiénes lo podían representar de una manera inigualable”.

Siempre he pensado que la radio ha estado ahí para que el ser humano sobrelleve la existencia; reflexione la realidad y disfrute de la compañía de alguien por el que fluyen todo tipo de sentimientos, emociones e ideas. En RMX pasa todo eso. Podría decir que es el concepto de radio más inclusivo de México. Habemos de todo tipo de ideologías, gustos musicales y de todas regiones del país.

En RMX encontré a uno de mis mejores amigos de la vida: Jorge, que por su alias le conocemos como Jole. Con la nobleza que le caracteriza me invitó a ser parte del Jolewood, un pueblo mágico radiofónico donde junto a Bettina y Víctor, nos divertimos haciendo locuras, logrando propuestas para dar a conocer música que está reflejando el presente de la industria musical.

Vivimos todo tipo de experiencias en festivales, conciertos, eventos y en cabina. Nos rifamos cuando faltaban manos y no nos cansábamos, porque amamos lo que hacemos y amamos la estación que, más que radio, es una familia; una que me adoptó con cariño.

A lo largo de más de una década, la familia ha ido y venido, pero siempre se mantiene. A los que no conocí los admiro por su determinación y pasión, así como a los que no tuve tiempo de conocerlos.

Solo queda decir gracias:

Gracias Ricardo por rifarte todos los días desde temprano y mostrar rectitud en tus decisiones; gracias Moy y Migue por ofrecerle al público una mirada suya de los sucesos a través de una cámara; gracias Daniel por demostrar cariño sin esperar nada a cambio; gracias Carreño por enseñarme a ser valiente y mostrar quien soy sin miedo a las opiniones; gracias Nacho por dar la noticia de una forma distinta; gracias Lalo y Joanna por ponernos clásicos; gracias Miriam por ser una mujer noble, entregada y sencilla de corazón; gracias Pada por corregirme cuando debía y hablar de cómics en la radio; gracias Jair por musicalizar las noches de fiesta en Guadalajara y hacernos sentir uno; gracias Jole por simplemente existir; gracias Bettina por siempre tener una sonrisa en el rostro; gracias Victor por darlo todo; gracias Miguel Solis por impulsar el talento nacional y esa plática en la que me convenciste de que estoy haciendo las cosas bien; gracias Pablo por enseñarme a poner palitos en Chapu y hacerme sentir parte de ustedes; gracias Gonzalo por confiar en mí e impulsarme.

Gracias familia,

Siempre vivirán en mi corazón.