Lo de esa noche no fue un simple show; fue un recital infantil.

La sonrisa aniñada de Sabino, su risa ronca e inocente. Es un niño, atrapado en el cuerpo de un hombre, que sale a divertirse al escenario y que a través de hip-hop narra escenarios cotidianos de su vida adulta moderna.

Pablo Castañeda Amutioque es bastante tímido y cohibido. Cuando era niño sufría de pánico escénico a tal grado de no llegar a las obras escolares o a los festivales, en los que él era el protagonista o tenía uno de los papeles principales, por lo que para enfrentarse a ese monstro que se escondía debajo de la tarima y no lo dejaba seguir su sueño, inventó a Sabino: “un personaje muy cabrón, seguro y divertido”.

Al estudiar diseño se dio cuenta que su verdadera vocación en realidad es la música. Intentó con el rock, tuvo varias bandas y proyectos, pero poco a poco se fue inclinando hacía las rimas y los beats. “Se le daba la escritura, así que le caló a hacer estructuras” y así nació el “Sab hop”.

Desde el escenario, el cantautor tapatío no distinguía caras, solo veía celulares. “Los rebeldes del pop”, sus seguidores, querían compartir en internet “romA” y “Única testigo”, primeros “hits” de la noche, entre comillas porque absolutamente todas las canciones fueron coreadas al unísono por los más de 500 presentes.

Fer Casillas, entre gritos y aplausos, subió al escenario para interpretar “Nueve quince”  junto al rapero. Posteriormente contó que su mejor amigo, Genaro –un bulldog francés negro– es “un infiel calificado” por lo que pidió que cambiaran la palabra “Fulano”, que le da nombre a una de sus canciones, por el de su perro. El cual al principio dijo que estaba en el camerino, pero ante la insistencia de los presentes para que saliera al escenario confesó que en realidad se encontraba en Guadalajara.

Como introducción de “Playa”, el rapero realizó una adaptación de “El taxi” de Pitbull, que divirtió a sus fans.  Mientras que en “Ya nada me aprieta”, Pablo confesó que le parece más sexy una buena conversación que el físico y “una torta ahogada que una mujer interesada”.

El sab-hopero cantó “Las mañanitas” para su mamá —quién cumplió años por esas fechas— y presentó su próximo single, “Ya le bajó”, tema que narra ese pánico que sentimos cuando irresponsablemente tenemos relaciones sin protección y no estamos preparados para tener un hijo, pero afortunadamente todo queda en un susto. El cantante anunció que el single saldrá en quince días.

Después de “Tibiriri”, el telón rojo se cerró y al escenario salieron los standuperos Ricardo O’Farril y Alex Fernández, que actuaron como maestros y entre chistes presentaron a Sabino que esa noche, con dos Sold Outs en el Lunario del Auditorio Nacional, se graduó con honores de la Universidad del Sab hop.

El telón rojo se abrió. Sabino y los rebeldes del pop, con toga y birrete, interpretaron “Vaquerer?”.  Los comendiantes permanecieron en el escenario: O’Farril grababa con su celular, mientras Alex bailaba como tía en boda.

La noche finalizó con un ejercicio de atención en el que los inquietos fans solo podían cantar el coro de “Me puse pedo” hasta que el cantante así  lo indicara y papelitos de colores de esos que tanto gustan.