Todo se debe a un incidente violento al final de la edición 223 de la UFC.

Vámonos súper rápido con esto porque lo que importa, son los detalles:

¿Qué sucedió exactamente?

Conor McGregor y su equipo/staff, atacaron a un autobus que iba saliendo del Barclays Center ubicado en Brooklyn.

Lanzando sillas y objetos que destrozaron algunas ventanas, así como atacando física y verbalmente a los atletas abordo del vehículo.

¿Quiénes iban en ese camión?

Michael Chiesa, Ray Borg y el vicepresidente de la UFC, Reed Harris.

¿Qué ocasionó dicha disputa?

No se sabe aún, pero Michael, Ray y Reed terminaron con golpes y cortaduras en el rostro a causa del incidente.

¿Qué sigue para McGregor?

Siendo un luchador certificado, cualquier acto de violencia “civil” se convierte en un delicado caso de “arma blanca” precisamente por la profesión a la que se dedica.

Se está investigando qué tanto uso de sus puños estuvo involucrado en el ataque que ahora, se considera un “asalto” frente a los ojos de la ley.

McGregor se entregó voluntariamente y sus abogados, lograron pagar una multa por $50,000.00 dólares con la intención de mostrar buena voluntad por parte del atleta para resolver esto sin necesidad de llegar a otras instancias.

Sin embargo, la realidad es que McGregor podría llegar a tener hasta 7 años en prisión si todo sale mal…