Como parte de un experimento (todo sea por la ciencia) un hombre decidió usar un monitor de frecuencia cardiaca el día que le pidió matrimonio a su novia. Como puedes ver, se ve como pasa de la calma de comer helado (¿será por eso que comemos helado cuando estamos tristes?), hasta el pico más alto cuando se atreve a expresar con palabras su propuesta, para al final después de recibir el sí, el rush de la felicidad. ¡Qué bueno que dijo que sí! ¿Qué crees que hubiera pasado si hubiera dicho que no?

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Vía: Neatorama.com