Texto: Christian Rojas

Como todos sabemos, Metallica es una banda que pueder ser amada u odiada y, en ambos sentidos, de forma extraordinaria. Su música es un mundo de fantasía terrorífica con misterio y un manejo increíble de las líricas al ser inspiradas por grandes piezas de la literatura de terror, como H.P. Lovecraft o pasajes oscuros de la historia del hombre. Esta (magnífica, en el debido uso de esta palabra) banda siempre nos dará de qué hablar y, obviamente, escuchar (aun que sea cada 5 o 6 años).

Sin embargo, así como Metallica habla de temas oscuros, la banda misma tiene su propia oscuridad. Desde 1990 han entrado a un callejón que poco a poco va perdiendo luz de una forma tan gradual que muchos creen que ha sido absoluta. Muchos la notan en su outfit, sin el estilo trash de los 80’s, muchos más lo notan en la música, justo donde se vuelve más polémica la banda, pero también está lo que Metallica nos da para ver (además de sus conciertos): sus portadas. ¿Qué pasó con la evolución de sus portadas? ¿Se puede notar un acoplamiento a las tendencias de cada década o meros experimentos e innovaciones (exitosas o fallidas)? No sé ustedes, pero yo me quedo con Master Of Puppets, la máxima expresión visual de la banda que insita a la adrenalina, al miedo, al misterio y a todo color que carezca de brillo, pura y mera oscuridad, algo que en 1986 podría referirse como ‘esto es metal’ y la portada de este disco da identidad a cada una de sus canciones.