Odiamos los comerciales (excepto cuando queremos ir al baño), pero cuando están hechos para vender productos que no existen, ya no los odiamos tanto. Es más, como que los amamos un poquito. Como esa vez que todos queríamos comprar la bebida de Bill Murray en Perdidos en Tokio, o ¿cuántas veces no nos quisimos hacer el tratamiento que anunciaban en Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos? Acá te dejamos una recopilación de algunos de los mejores anúncios falsos de las películas.

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