El rock and roll siempre ha sido satanizado y prohibido a lo largo de su historia, ya sea por cuestiones políticas o religiosas, pero siempre en pro del “bien” de la juventud. En la extinta U.R.S.S. sin embargo, la cosas estaban rudas con Stalin, y toda la música que se hacía en Occidente estaba más que prohibida, es por ello que se inventó la “bone music”.
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Esta oleada subterránea y clandestina consistía en imprimir discos en radiografías que los “stilyagi” (o sea, los hipsters de esa época) recolectaban a montones en los basureros de los hospitales. Estos X-Ray discs sólo se reproducían de un lado, contrario a los LPs normales que tienen dos, y la calidad no era la mejor, sin embargo, era la opción para poder consumir música americana y de otras partes de Europa. Los discos costaban 1 rublo, pero el truco es que tenían mensajes ocultos después de pocos segundos de las canciones. Según cuenta Artemy Troitsky en su libro Back in the USSR: The True Story of Rock in Russia de 1987:
“Tenían unos segundos de música americana, de rock and roll, después una voz burlona se escuchaba preguntar en ruso: ‘¿Así que pensaste que escucharías la música más nueva eh?’ seguido de algo más de ruido y luego silencio”.
Desgraciadamente, después de que la “bone music” se conviertiera en una industria subversiva, el gobierno los cachó y todo desapareció, declarándolo ilegal en 1958. Hoy en día, acceder a la música que queremos es lo más fácil del mundo, basta con teclear en un buscador web el nombre o género y listo, sin embargo, ha habido tiempos en los que ser “melómano” era un acto de vida o muerte.
En esta película pueden ver cómo funcionaba la”bone music”: