¿No les ha pasado que sus papás siempre quieren que vivan en carne propia lo que es la vida, para cuando crezcan, no les sea tan difícil? ¿No? Bueno, aprendan de este padre de familia que llevó a sus hijos a una guerra para que así entendieran que el videojuego Call Of Duty no es lo mismo que la realidad.

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Los hijos de Carl-Magnus Helgegren estaban tan obsesionado con el juego de guerra, batallas y violencia, Call Of Duty, que eso empezó a preocuparle a su padre.

“(Mis hijos) me contaron que (Call Of Duty) era un gran juego y que todos lo jugaban, y que tenía increíbles armas”, comentó el papá a The Daily Dot. “Luego comencé a preguntarles, ‘¿Qué tipo de armas hay ahí?’ Y ellos mencionaron todo tipo de marcas, modelos o distintos rifles automáticos”.

Helgegren, sorprendido por ello, decidió que era tiempo de enseñarles algunas cosas sobre la guerra, la de verdad.

“Si les mostraba una ametralladora MP5 Heckler y Koch, de inmediato me decían su nombre… Eso me sorprendió. Dios, si les mostrara la hoja de un árbol, probablemente no me dirían de qué árbol es, pero si les mostraba la ametralladora, de inmediato me decían qué era’. Eso me comenzó a preocupar”.

Entonces vino el momento, ese que ningún niño imaginó… y a decir, verdad, quizá tampoco ningún padre. Magnus, quien por un tiempo vivió en Palestina, hizo un trato con sus hijos: tenían que aprender más sobre la guerra. En abril pasado los llevó a Israel, mucho antes del actual conflicto en Gaza, en donde conocieron a varios soldados de verdad con los que pudieron platicar de lo que es estar en un tiroteo real.

¿Qué pasó después? Al regresar a casa, a Estocolmo, Suecia, los niños dejaron de jugar Call Of Duty. ¿Misión cumplida? ¿Qué opinan de este método? ¿Arriesgado, acertado?