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Si eres fan de la música (de cualquier tipo o género) sabes que dejar de escucharla por un periodo prolongado de tiempo es una gran penitencia. Trevor Cox decidió enfrentar esto y hacer un experimento en el cual dejó de escuchar música durante 40 días para ver qué pasaba.

Los resultados fueron bastante interesantes, y llegó a varias conclusiones:

En primera, se dio cuenta de que por más que intentara evitar la música a toda costa, era prácticamente imposible, ya que en todos los lugares a los que iba (cafés, elevadores, tiendas) había aunque sea música de fondo que, si bien no absorbía de manera consciente, estaba ahí.

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Por otra parte, se dio cuenta de que en el momento en que dejó de escuchar música su “rockola interna” se disparó y empezó a escuchar todo tipo de canciones y melodías en su cabeza. Esto, asegura, es lo mismo que experimentan las personas que hacen retiros de silencio.

Finalmente, sintió una necesidad impresionante de cantar y tararear y cuando lo hacía sentía una inmensa satisfacción. Esto está ligado a la actividad del cerebro, sin embargo, también es cierto que Cox es un fanático de la música y toca el saxofón. Si una persona que no aprecia la música hace el mismo experimento, los resultados podrían ser distintos (porque los estímulos en su cerebro no se registran igual).

Interesante, ¿no? ¿Te atreverías a intentarlo?

Vía BBC.