Los White Stripes fueron una anomalía. Llegaron, conquistaron y luego se marcharon. En una época en la que todo el mundo había dado por muerto al rock and roll, los nativos de Detroit, armados con una guitarra y una batería, le demostraron al mundo de qué estaban hechos.

Los últimos años de la década de los noventa fueron una época difícil para los grupos de rock en Estados Unidos y, con muy pocos consiguiendo desbancar al nu-metal como el género de moda, el panorama parecía sombrío, hasta que The White Stripes asomó la cabeza acudiendo al perdurable llamado del rock ‘n’ roll.

Conformado por tan sólo dos personas, el cantante/guitarrista Jack White y la baterista Meg White; The White Stripes ofreció su propia y revuelta versión de garage rock, que tenía una gran deuda con el blues. Aunque se presentaban como hermanos -los más jóvenes de 10 hijos-, la realidad es que se habían casado en 1996, y siguieron manteniendo la farsa, aunque se divorciaron en el 2000.

Cuando se separaron como pareja, ya habían publicado dos discos muy bien recibidos. Luego, explotaron fuera de la escena de Detroit con ‘White Blood Cells’, de 2001, gracias a un vídeo de LEGO para el sencillo “Fell in Love With a Girl”. La continuación discográfica del 2003, ‘Elephant‘, los llevó a un sello más grande y consolidó su estatus como una de las principales bandas de rock de Estados Unidos con el himno “Seven Nation Army”.

Con una marca abrasadora de garage que no se había visto desde los años sesenta, Jack y Meg White permanecen como una de las agrupaciones más importantes de las últimas décadas a pesar de haberse separado hace más de 20 años, estatus que parece no cambiará pronto.

Todos los discos de The White Stripes ordenados del peor al mejor

6. The White Stripes (1999)

El álbum fue producido por Jim Diamond y Jack White, y se grabó en enero de 1999 en los estudios Ghetto Recorders y Third Man de Detroit. White dedicó el álbum al fallecido músico de blues, Son House.


Este crudo debut es la definición misma de “menos es más”. Los riffs irregulares de Jack podrían haber sonado como a rock de estadio, de no ser por los amplios espacios que proporcionan los ritmos desordenados de Meg. Lo único que faltó en este álbum repleto de versiones fue más material original, y eso -junto con un creciente sentido de curiosidad musical- completó el nuevo perfil distintivo de The White Stripes.

5. Icky Thump (2007)

Después de ‘Get Behind Me Satan’, ‘Icky Thump’ marcó el regreso del dúo a las influencias punk, garage rock y blues por las que fueron conocidos. Además, el álbum incluye música folk escocesa, avant-garde, trompetas y gaitas en la fórmula, al tiempo que re-introduce características más antiguas como la primera grabación en estudio de la primera canción de White Stripes, “Little Cream Soda”.

‘Icky Thump’ se grabó y se mezcló completamente en análogo en el estudio Blackbird de Nashville por Joe Chiccarelli. La banda ya había ensayado y maquetado alrededor de la mitad del álbum, y el resto se concibió en el estudio. Tardó casi tres semanas en grabarse, el lapso más largo de toda la discografía de The White Stripes.

4. Get Behind Me Satan (2005)

Aunque su estilo de producción siguió siendo básico, ‘Get Behind Me Satan’ supuso un claro cambio con respecto a su predecesor del 2003, ‘Elephant’, que estaba plagado de guitarras.

Con cierta dependencia a las melodías impulsadas por piano y la experimentación con la marimba en “The Nurse” y “Forever For Her (Is Over For Me)”; ‘Get Behind Me Satan’ restó importancia a las influencias del punk, rock garage y blues que dominaron los anteriores álbumes de The White Stripes.

Por su parte, Jack White tocó con una técnica diferente a la del pasado, sustituyendo la guitarra eléctrica por el piano, la mandolina y la guitarra acústica en todos los temas menos en un puñado, ya que su habitual estilo de guitarra solista con riffs se vio superado por un enfoque predominantemente rítmico.

Rolling Stone lo clasificó como el tercer mejor álbum del año y recibió el Grammy al mejor disco de música alternativa en 2006.

3. De Stijl (2000)

El álbum alcanzó el número 38 en la lista de álbumes independientes de Billboard en 2002, cuando la popularidad de The White Stripes comenzaba a florecer. Desde entonces se ha convertido en un favorito de culto entre los fans de la banda, debido a la simplicidad de la fusión blues/punk del esfuerzo.

Se basaron en su deliciosa combinación de rock garage minimalista con improvisaciones y R&B irregular; y se arriesgaron con nuevas letras, incluso cuando se ramificaron en sonidos tan dispares como el cabaret jazz y el bubblegum pop.

De Stijl (“el estilo” en inglés), fue un movimiento artístico holandés (que incluyó al pintor Mondrian). Jack White había sido un admirador de la corriente durante algún tiempo, especialmente del diseñador de muebles Gerrit Rietveld.

‘De Stijl’ fue dedicado tanto a Rietveld como a Blind Willie McTell, el famoso guitarrista de blues y ragtime de Piamonte.

2. White Blood Cells (2001)

Grabado en menos de una semana en Easley-McCain Recording en Memphis, Tennessee, y producido por Jack White, fue el último disco de la banda publicado de forma independiente en Sympathy for the Record Industry.

Menos bluesero y más primario, ‘White Blood Cells’ presenta una gran cantidad de material de los primeros años de The White Stripes. Aun así, empieza a surgir una narrativa general de aislamiento bajo un gran escrutinio, y ese tema sólo se ve reforzado por la claustrofóbica imagen de la portada del álbum. Incluso cuando la fama les rodeó de repente, la habilidad del conjunto para mezclar dureza y ternura brilló.

Los temas líricos del álbum, que fueron escritos por White a lo largo de cuatro años, tocan temas relacionados con el amor, la esperanza, la traición y la paranoia.

1. Elephant (2003)

Con el triunfante ‘Elephant’, The White Stripes evitó con valentía las trampas de su llegada a un gran sello discográfico. En su lugar, volvieron a lo básico. Hablamos de equipo antiguo, una línea de tiempo telescópica de básicamente dos semanas, y sin ordenadores durante la post-producción. El resultado es el mejor trabajo de la dupla, una tesis de rechazo a su momento de mayor fama.

‘Elephant’ ha sido descrito musicalmente como un revival del garage rock, blues rock y punk blues. Los temas líricos del álbum giran en torno a la idea de la “muerte del novio” en la cultura estadounidense.

En este álbum, el conjunto amplió su estilo más que nunca, implementando el uso de esa rara y reconocible línea de bajo, aliado con una rítmica guitarra principal. Al igual que otros elepés de la banda, el arte de la portada y las notas de presentación son exclusivamente en rojo, blanco y negro.