Si bien tenía conocimiento de lo que era un show de A Place To Bury Strangers, no me imaginé por un segundo lo mucho que me iba a tocar tenerlos tan cerca…

La semana Indie Rocks! llegó a su día 06 y a pesar de que el cansancio ya era prioridad entre los presentes, creo que ninguno se esperaba la dosis de energía y adrenalina que nos esperaba esa noche.

El show comenzó por ahí de las 9 y algo de la noche con Sadfields, una banda mexicana de jóvenes músicos que tienen una apariencia y un sonido muy similar al de The Horrors. De verdad fue una delicia descubrirlos.

Parecía que nadie iba a llegar a ver a A Place To Bury Strangers, y de hecho comenté con varias personas lo poco que eran conocidos en México y las maravillas que se saben de sus presentaciones en vivo. Indie Rocks! iba a convertirse en su cuarta presentación en nuestro país (si mal no recuerdo) y todas las ocasiones previas habían sido unas joyas difíciles de explicar, o eso me dijeron.

Foto: Marisol Martínez

Foto: Marisol Martínez

Foto: Marisol Martínez

Llegué al balcón del foro unos minutos tarde del inicio del show, ya el aforo estaba completo y la euforia se veía venir (no era para menos). ¿Recuerdo una canción del show? No, todo fue una serie de distorsiones, improvisación y mucho ruido que por alguna razón hacía toda la lógica del planeta en el momento.

La batería de Lia Braswell es la cosa más poderosa que he visto en vivo. A pesar de que las luces y diversas proyecciones se reflejaban en ella, se podía ver a una chica pequeña en vestido rojo convertida en una diosa del punk.

Hubo un momento en el que Oliver Ackermann tomó una luces para rayar su guitarra, en algún momento vi flores y también en algún punto del show quise saltar del balcón para unirme a la gente. Juro que no había tomado nada, pero me sentía atontada por el ruido, con energía extrema y más viva que nunca.

Foto: Marisol Martínez

Foto: Marisol Martínez

Foto: Marisol Martínez

La sorpresa más grande para todos los que estábamos presentes, fue cuando la banda se transportó a la mitad del Indie Rocks, rodeados de una multitud que no paraba de brincarles encima y tratar de tocarlos a como diera forma. Desde donde yo estaba sólo podía ver a Lia tocar muchos botones mientras hacía headbang, muchas personas violentándose con ella sin importarles su tamaño, y entonces sólo lo hizo, abandonó el sintetizador que llevaba en un carrito para lanzarse a la masa y llegar al escenario como una perfecta rockstar.

¿Qué me queda de esto?

A Place to Bury Stranges me confirmó la belleza del rock en su más puro y simple elemento. Experimenté uno de esos momentos por los que agradeces estar vivo.

Foto: Marisol Martínez

Foto: Marisol Martínez

Foto: Marisol Martínez

Foto: Marisol Martínez