saulhernandez

En estos días de crisis discográfica, grabar un disco en como hacer una tesis en la Universidad, un documento que ni tu maestro va a leer. ¿Por qué hacer un disco doble?

¡Pues ojalá que este sí lo escuche el maestro! Tengo ya 3 años en el proceso de este disco, podría decir que termina un ciclo de este paso que asumí como solista. Yo lo veo como un territorio creativo diferente. Pero aquí cierro lo que comencé con Remando y hubo muchas canciones que grabar, unas fueron grabadas en el estudio y otras en vivo en la sala Nezahualcóyotl.

En las 5 canciones que escuché mencionas varias veces la figura del héroe, incluso una canción se titula “Kalimán”. También se percibe un enojo ante la situación del país…

Todos somos Kalimán (risas), y todos estamos hartos también.

… pero, ¿por qué justo Kalimán?

Es parte de nuestra cultura popular, como Memín Pingüín, La Familia Burrón. La falta de credibilidad hace que uno comience a invocar a héroes que no existen, ¡para que nos salven… de todo mal!

 Tus letras siempre han sido muy crípticas, con metáforas muy personales que sin embargo todo México canta. ¿A qué le atribuyes esto?

Yo creo que porque la gente las interpreta de la forma que quiere, eso a mí me encanta, que yo puedo estar hablando de una cosa y tú vas a pensar algo muy distinto. Se vuelve parte de la co-existencia… a mí me parece que es algo fantástico…

…hablar de una “esmeralda conquistada” o de “un ojo de venado” no es algo muy común…

Tiene que ver con una especie de locura genética, es lo que está en mi cabeza, desde mi cosmología el “ojo de venado” de va a cuidar del “mal de ojo”, te protege, ¡nomás que a este se le perdió! (risas). “El elefante” va a buscar el Penacho de Moctezuma al universo. Yo veo a nuestra cultura muy universal en ese sentido, llena de imágenes, fuerzas muy poderosas… y me gusta quedarme ahí. Leamos un poco a los aztecas, a los mayas, Chimalpopoca. En el juego de pelota, el que moría tenía el honor de ir a la guerra a jugar con los dioses en el universo. Así podemos hablar horas y darnos una bofetada hermosa tratando de entender quiénes somos.

Alguna vez leí que compones por la mañana, me sorprendió porque uno se imaginaría…

…el desmadre (risas.

SAUL 2014

¿Sigues siendo una persona diurna cuando compones?

Sí y lo descubrí… ahorita recuerdo con qué canción… creo que con “Afuera”, “El ave …”. Desperté un día a las 9 de la mañana y el 10 minutos salió “Afuera”, continué y a los siguiente 15 minutos salió “El ave”, como una diarrea creativa. Comencé a reflexionar sobre la fortuna del tiempo. Aprendí que en la mañana mi cerebro está fresco, quizá las cosas están todavía en el subconsciente. Me gusta entrar en una dinámica que no necesariamente tenga que ser “sexo, drogas y rock and roll” ¿no?

Noté que este nuevo disco, Mortal tiene un sonido áspero, con muchas guitarras podridas. ¿Qué guitarristas te formaron o te siguen influenciando?

Tom Verlaine de Television, los Talking Heads, las bandas que trabajan como un ensamble, que es como abordamos este proyecto. Nos gusta atascar pero también dejamos que la música respire. Jeff Buckley logró cosas increíbles dejando que la música respire. Marco (Rentería, bajista) me mostró a Bill Frisell, un guitarrista que me destapó la cabeza, me dio un balazo de creatividad. Quizá me van a cortar la cabeza por la comparación, pero también Jeef Beck ha logrado eso. Cuando Fleetwood Mac se volvió a juntar pude ir a la sesión de grabación del DVD en vivo, Lindsey Buckingham me pareció increíble.

En el comunicado de la disquera te definen como “cantante, compositor y bajista”, pero no como guitarrista, ¡el instrumento con el que todo mundo te identificamos!

Si bueno, sé que no soy un gran guitarrista, soy alguien que toca lo que se imagina, pero soy alguien que sabe lo que hace. Punto. Y me gusta mucho tocar, no soy un virtuoso, nunca me preocupó eso, lo que me importaba era saber aterrizar las ideas. Sé que nunca voy a entrar en el terreno de los guitarristas, es ya lo tengo muy claro, pero.. no me importa (risas).

Una vez le pregunté a Cerati que a sus 50 años cuál era su experiencia mística o trascendental más memorable. Me dijo que tomar peyote en México. ¿Cuál sería la tuya?

Yo creo que el momento en que ya no quise meterme nada. Vi la luz. Fue un momento muy difícil de confrontación física y mental (risas).

¿Cómo lo encaraste?

Fue una decisión tomada por un reflejo de putrefacción. En ese proceso de repente se abrió el cielo, entró la luz. No comí peyote ni nada, lo hice en mis cinco sentidos, pero mi mente pudo visualizar un camino muy hermoso por venir. Comencé un proceso de interiorización de, ¿quién chingados soy yo entonces? ¿Qué pasa? Y no he parado de esa búsqueda.

 En los 90, muchas bandas del mainstream mexicano eran confrontativas, tenían un discurso; eran subversivas. Ahora pasa todo lo contrario, bien podrían ser trovadores o baladistas ¿qué opinión te merecen las bandas hoy llenan los foros importantes?

Yo respeto mucho el discurso de las bandas porque cada quien canta de su momento y lo que está viviendo. Pero extraño mucho algo sucio, ese zangoloteo que pasaba a los conciertos, extraño mucho llegar a mi casa con la cabeza hecha pedazos. Pero si nos vamos al subterráneo ¡ahí está! Está más cabrón que nunca, con grupos que están confrontando su realidad y son bien expresivos, participando en una reforma. Desgraciadamente no hay una plataforma tan grande para ellos. Tú sabes más que yo de eso.

¿Qué concierto sacudió tu cabeza como para querer ser música?

Mira, un día vi a Size en la Ibero. Iba en la prepa y sabía de Size un poco (que para mí fue una semilla bien importante en el rock). Antes de que salieran, un imbécil comenzó a repartir huevos. Sale Size con una personalidad tremenda, Illy Bleeding con su pantalón de cuero, sombrero de cosaco, camisa blanca impecable… espectacular… comienzan y con ello una lluvia de huevos. Pero lo más sorprendente no fue eso, sino que ellos se levantaron, se impusieron ¡En la Ibero! Illy los confrontó, les mentó su madre y no se bajaron: dieron un gran concierto. ¡Qué pedo con eso! Me cambió la vida. Otro fue Javier Bátiz en Cancún, yo ya tocaba con Insólitas y andábamos allá. Salieron y había 3 mesas cabrón, pero tocaron como si estuvieran tocando en el Azteca lleno, con una entrega, un profesionalismo y un amor por el oficio… estabas viendo a un músico enorme tocando su pedo. Dices: “gracias, gracias, gracias por darme lo que me estás dando”. Son momentos muy claros de aprendizaje.

Saúl Hernandez

Por último, adelanta algo del disco nuevo de Caifanes.

Todavía estamos aterrizando, hasta el siguiente año entramos al estudio, pero es algo que sí haremos y esperemos salga muy bien.