El Dios del pop es quizá el más noble de todos, el más tolerante de todos. En su reino se pueden construir cualquier tipo de estructuras y con su mano la creación siempre está mutando, sin embargo pocos artistas comprenden del todo esto, pocos se atreven a vagar por el terreno con verdadera libertad y usar todo lo que hay a su paso para sumarle algo a la creación. Robyn y Röyksopp no tienen este miedo, al contrario, buscan con ansías explorar paisajes sonoros disímiles y, en el proceso, a sí mismos como artistas.

Do It Again, mini álbum en colaboración, es muestra de esta búsqueda; un trayecto de sonidos y sensaciones que los tres crearon y que, a la vez, no le pertenece a ninguno de ellos o al mundo que los engendró; es otro universo por sí mismo. Que por primera vez podemos escuchar completo.

Hace unas semanas, el dúo noruego y la cantante sueca visitaron México para grabar el video del sencillo epónimo del disco, durante su estancia nos encontramos con ellos y les pedimos que nos guiaran, canción por canción, por este álbum. El resultado fue una plática acerca de la vida, muerte, el tiempo y el espacio; la melancolía y cualidad metafórica de los saxofones que suenan en las calles de nuestra ciudad.

Do It Again, canción por canción.

1.- “Monument”, 9 minutos de mortalidad.
El disco comienza con un imponente track. Es un tema complejo y épico, las letras hablan de la muerte y la posibilidad teórica de perdurar, de que nuestra existencia deje algún tipo de huella. Al decirle a Robyn mis impresiones, la pequeña y pálida compositora sonrió.

“Me encanta que hayas notado el tema de mortalidad. Porque justo de eso se trata. Quizá es algo que los mexicanos pueden entender. Es acerca del espacio y tiempo”.

Mientras estos conceptos se asentaban en la mente de todos los presentes, Torbjørn Brundtland –mitad de Röyksopp– hizo que nos percatáramos de la triste tonada que un saxofón comenzaba a tocar, y que desde la calle hacía su camino a la terraza del hotel donde nos encontrábamos. “Espacio, tiempo y saxofón”, apuntó Torbjørn. 

“Es por eso que tenemos al saxofón sonando en el fondo, aquí y en la canción. No recuerdo cómo decidimos agregarlo a ‘Monument’…”, concluyó Svein Berge (la otra mitad del mencionado dúo), pero afortunadamente su compañero tiene mejor memoria. “Por lo que recuerdo deseábamos que la melodía, que es el verso de la canción, continuara, pero no queríamos agregar más letra. Suponíamos que un instrumento de viento tendría la misma vibra que la voz de Robyn en esta canción, así que comenzamos a probar con samples de cuernos ingleses. El resultado era agradable pero se tornaba algo frío, así que pensamos, ‘¿Qué tal si, por primera vez, usamos un saxofón?'”.

De pronto, la memoria de Svein se había refrescado y mientras el anónimo saxofonista continuaba desde la calle, Berge pensó en su propio saxofonista, el cual toca en este track, y en la cualidad que éste tiene para darle emoción al instrumento sin hacerlo sonar demasiado barroco o adornado. Este punto parecía ser lo que más preocupaba a los tres músicos presentes, pues como luego dijo Torbjørn, el saxofón también puede dar pésimos resultados.

“Tiene que ver con nuestra actitud cuando trabajamos juntos, porque nunca habíamos hecho nada parecido antes. Me refiero a que el saxofón te puede hacer sonreír, y no necesariamente de una buena manera. Es un reto hacerlo funcionar sin que suene mal. Y eso es lo que hemos logrado aquí y en esta colaboración en general; intentar cosas nuevas, para que no acabe siendo una canción de Röyksopp o Robyn, sino algo más completamente”.

Tras escuchar el disco unas 15 veces, esto me pareció una descripción muy objetiva, algo admirable si consideramos que por lo general, el creador de la obra es el más subjetivo al hablar de ella. Por otro lado Robyn, que hasta este punto parecía más concentrada en descifrar exactamente qué estaba tocando el saxofonista callejero, se acopló a la charla y en cierto modo nos encaminó de nuevo.

Creo que todo el proceso fue acerca de explorar cosas. Por ejemplo, “Monument” es bastante épica en el paisaje sonoro y  eso fue por el proceso de crear algo que todos tenemos en común, retratar un sentido de melancolía y música emotiva, pero  intentar hacerlo más humano y cálido. No tener miedo”.

Robyn es un mujer de frases cortas y concisas. Después de hablar con ella, es imposible no notar de dónde viene la increíble capacidad de síntesis que poseen sus letras. Gracias a su breve intervención se hizo evidente que Robyn es el lado humano de esta suma de tres.

Mi siguiente pregunta quería justo tocar el lado de carne, huesos, lágrimas y sudor de los presentes. “Monument” habla de dejar algo en el mundo, un objeto que te represente cuando tus pies ya no caminen sobre esta tierra…¿Cuál sería su monumento? ¿Qué les gustaría dejar en este mundo a Robyn, Svein y Torbjørn?

“Todos estamos muy conscientes de lo pretenciosa que es la canción y tal vez todos estamos en un momento de nuestras vidas en el que pensamos que está bien ser un poco pretenciosos, pero nos sentiríamos incómodos al decir que nuestra música es nuestro monumento”.

Robyn no sólo es sabia, sino que también humilde. Nos tomamos una pausa, y me gusta imaginar que todos ahí; la chica de la disquera, el mesero del hotel y el fotógrafo, se detuvieron a pensar cuál sería su monumento.

2.- “Say It”, dance para estados alterados. 

Este tema es engañoso, de entrada parece una fácil canción para bailar, algo a lo que los pies se pueden asir y que la mente puede corear, pero –como les dije a ellos– después de un rato el beat comienza alterar físicamente al escucha, como si el corazón y células, plaquetas, tejidos y demás sistemas cuyos nombres desconozco, se emparejan con ella. Se trata de una invasión.

“Es tonalmente muy retorcida”, me dice Torbjørn Brundtland, como intentando relajarme. Svein, por su parte me ofrece una explicación más detallada:

Si diseccionamos la canción en dos grandes pedazos; notaríamos que en la primera parte la melodía es algo difícil entender por la manera en la que los tonos han sido creados, pero se vuelve más concreta cuando el bajo, la segunda línea del bajo, comienza. Entonces piensas, ‘ahora la entiendo'”.

Un diagnostico de precisión técnica que Robyn tuvo a bien a complementar con un enfoque más humano.”Pero también se trata de la repetición. Después de un rato te pone en un buen estado mental, en el que tu atención se enfoca cada vez más o quizá se expande. La manera en la que la repetición funciona es que te enfoca en un solo punto, es casi como algún tipo de meditación. Creo que eso es lo divertido de la música dance”.  

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Foto: cortesía de Arts & Crafts México.

3.- “Do It Again”,  el sencillo.

Escoger un sencillo, según me han contado, es algo muy complejo. Sin embargo, en el caso de “Do It Again” no lo fue pues, de acuerdo a Robyn, no tuvieron que tomar una decisión:

“Creo que se escogió a sí misma como single. Es un pequeño monstruo, un tanto histérica y tiene mucha energía, sentimos que agarraría la atención de la gente de cualquier forma, así que es bueno ponerla al frente desde el principio y construir el camino hacía atrás. Hay tantas otras texturas en el álbum, pero “Do It Again” es probablemente una buena manera de conectar con lo que hemos hecho juntos antes”.

Mientras consideraba su respuesta, Torbjørn –quien ahora era el más concentrado en el saxofón–, afirmó que había dos saxofonistas. “Batallando”, dijo. “Conectando”, pensé yo.  Me preguntó que si estaban en alguna especie de duelo, le respondí que en México las peleas de saxofones en la calle eran muy comunes. Él se rió.

4.- Every Little Thing”, la balada.

Justo en el momento de la entrevista cuando todos reíamos, llegaba el tiempo de hablar de esta canción, la más triste del disco, y por ende la que se ganó en mi mente el título de balada.

“Amo que la llames una balada, porque creo que lo es. Incluso si el beat no es un beat de balada, pero definitivamente tiene esa cualidad y carácter”, Robyn reafirmaba mi sistema, un tanto arbitrario, de clasificación y me hacía sonreír como colegiala. Svein agregó el porqué una canción como ésta existe en un disco colaborativo de Robyn y Röyksopp:

“Evidentemente, cuando creamos el álbum quisimos mostrar los distintos lados de esta unión. Hay un sentimiento de melancolía tanto en lo que hace Robyn como Rökksopp, y éste también existe en nuestras personalidades”.

En una pregunta, dejamos atrás los saxofones y las risas. El tiempo y el disco ya estaban por terminar.

5.- “Inside The Idle Hour Club”, el círculo vuelve a empezar.

El disco cierra con otro tema de 9 minutos, más capas de sonidos que no se detienen sino que desvanecen en el tiempo. Este album, termina como empieza y parece imposible creer que esto se deba a una casualidad.

 “Queríamos que fuera –voy a usar una palabra muy cursi– una clase de viaje”, concluyó Svein, pero Torbjørn tenía algo mucho más complejo en mente:

“Para mí el disco es como un palíndromo, por que si lo escuchas al revés también hace mucho sentido, y ésa es mi manera preferida de escucharlo”.

Alguna vez leí que todo lo que oímos permanece en el universo a través de ondas sonoras. En ese sentido, cada canción o disco carece de principio o fin. Nos despedimos, les tomamos una foto, y en el fondo el saxofón seguía sonando.