Texto: Ricardo Dávila (@ricksdavila)

Rodrigo y Gabriela
Área 52
ATO, 2012
Calificación: 90/100
Cómpralo aquí.

Si antes la proporción fina y pura de las melodías de Rodrigo y Gabriela hechas solamente a base de guitarra acústica era aclamado, ahora, con la combinación de percusiones, instrumentos de aire y cuerdas, el poderoso dúo del requinto expande su talento a niveles que hacen vibrar a cualquier amante de la música latina con su séptimo y nuevo álbum: Área 52 (ATO, 2012).

La combinación de ritmos que van desde el flamenco, jazz, rock, indios (escúchese en el track “Ixtapa”) y principalmente afrolatinos, hace de este álbum de nueve cortes un paseo musical que anteriormente no se le había escuchado a este par. Su trabajo retoma canciones que fueron lanzadas para discos pasados, comenzando con “Santo Domingo” del álbum 11:11 (ATO, 2009) que inmediatamente plasma el formato rico en compases afroamericanos presente también en el segundo track llamado “Hanuman”, el cual destaca por sus acentos a base de metales.

“Ixtapa”, la pieza más larga con duración de ocho minutos y 11 segundos, plantea modalidades armónicas muy interesantes al realizar una serie de combinaciones que arrancan con son latino y continúan con un sendero de tâla (ritmo indio) que se desvanece hasta convertirse en flamenco, aterrizando al final con proporciones afrocubanas.

Los detalles de rock tienen presencia a mitad de la canción “11:11” la cual, ingeniosamente y con gran fluidez, tiene un desenlace llamativo con vocalizaciones puramente africanas. “Master Maquí”, la pieza siguiente,  explota el cambio de tempo que tanto caracteriza las melodías de Rodrigo y Gabriela.

El beat que da paso a “Diablo Rojo” sin duda provoca movimientos en quien lo escuche, pues es casi inevitable no hacerle justicia a semejante obra rítmica que ahora, con el uso de percusiones, se eleva a niveles distinguidos. Por su parte, “Logos”, el corte más sereno de Área 52, es tan suave que sirve de puente de relajación antes de llegar a “Juan Loco” y “Tamacum”, últimos tracks que regresan a la explosividad de la cadencia latina.

Con gran talento por parte de los artistas principales y de la orquesta que los acompaña (13 músicos cubanos), el disco tiene el potencial para ser parte de la exquisita colección de música latina que recuerda a Santana y a su Abraxas (Columbia, 1970).