Ríos de Hombres
El agua no es nuestra.

Texto: Edgar Lazarín (@chicholazarin)

Tin Dirdamal, documentalista oriundo de Monterrey, Nuevo León pasó cinco años en Cochabamba, Bolivia investigando y filmando sobre la primera guerra de agua  en América Latina. El director quería hacer una película sobre este importante acontecimiento e incluso, ser parte de él, intentó recopilar testimonios de distintas fuentes sobre lo que él pensaba era un triunfo del pueblo contra el sistema económico neoliberalista.

En abril del año 2000, el congreso boliviano aprobó y promulgó la “Ley de servicios de agua potable y alcantarillado sanitario” y le entregó la concesión de la gestión del agua al consorcio Aguas del Tunari. El pueblo cochabambino se levantó en contra de la nueva ley y de la empresa transnacional tomando la plaza central del departamento de Cochabamba. La manifestación creció tanto que el ejército boliviano tuvo que intervenir para terminar con el conflicto, provocando caos y violencia en la calle, dejando centaneres de heridos y un muchacho de 17 años muerto. Al final, la guerra la “ganó” el pueblo, pero fue después de investigar más a fondo que Tin Dirdamal se dio cuenta que la victoria obtenida no había ayudado mucho a la población.

La película que compite en la Sección de Documental mexicano no es una película de denuncia, no glorifica al proletariado heroico que derrotó a la mano dura ni sacrifica al comandante militar que impuso el orden cuando su presidente se lo ordenó. Los protagonistas tampoco son la madre del niño muerto ni el campesino que dejó de cultivar flores a causa de las sequías y que ahora es herrero. Menos aún le da un lugar prioritario al niño de la calle que fue un guerrero a la hora de pelear la guerra por el agua y que hoy, sigue estando en la calle y permanece sin acceso al agua.

Ríos de hombres tiene la intención de recordarnos que nada que provenga de la tierra nos pertenece, mucho menos el agua, recurso precioso que mantiene vivos a los seres humanos. El día que la Pachamama lo decida puede acabar con hombres y mujeres sin pena alguna, si es que no nos hemos acabado entre nosotros ya.

La guerra que pelearon los cochabambinos no benefició a nadie más que a los grupos que se benefician de las tragedias. Las empresas de pipas de agua, los excavadores de pozos, así como los líderes del movimiento (incluido Evo Morales) fueron los únicos ganadores de este conflicto. El resto del pueblo sigue igual, algunos tienen un poco de agua, otros no tienen nada.

La premisa de Ríos de hombres es lo más poderoso del filme: el agua no es de las trasnacionales, el agua no es de los pueblos, el agua no es del gobierno, el agua no es del ejército… EL AGUA NO ES NUESTRA.

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