Texto: Carlos López (@carontec)

Modeselektor
Monkeytown
Monkeytown, 2011
Calificación: 68/100
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El tercer album de Gernot Bronsert y Sebastian Szary es una obra inconclusa, un punto electrónico desde el que se puede avanzar en cualquier dirección con los ojos cerrados, o quedarse quieto y ver cómo surge una ciudad que colapsa y se erige nuevamente en distintas frecuencias y beats; una estructura inestable que puede caer del lado de la incredulidad, el escepticismo y el asombro, sin dejar nada a salvo, y tal vez esa apertura sea la mayor virtud de Monkeytown (Monkeytown, 2011).

Ecléctico, totalizador, aparentemente caótico, nos enfrentamos a un disco que clausura la posibilidad de hacer un listado de géneros para describir su contenido, a riesgo de transformar la reseña en un ejercicio de erudición superficial y autocomplaciente, que estaría muy cerca de perder por completo el sentido de la obra. Optemos, entonces, por definir la última entrega de Modeselektor como un conjunto de bases rítmicas y sonoras sobre las que se puede construir un universo de canciones que, en un momento determinado, podrían tomar la forma de la pista de baile, o bien, conducir al aislamiento del escucha solitario que dimensiona el placer en función de sus audífonos. De este modo, Monkeytown se concibe como materia prima del deseo –no sobre lo que ya existe, sino sobre lo está por existir–, en una dinámica en la que predomina la transformación auditiva por encima de todas las cosas.

Se trata, en resumen, de comprender el disco en su parte vital, histórica, porque es ahí donde se manifiestan plenamente los diecisiete años que Modeselektor lleva haciendo música. Sólo en ese nivel de interpretación es posible reconstruir el camino que llevó a Bronsert y Szary del espacio conceptual del DJ que pone discos en las fiestas, al del artista electrónico capaz de aprehender la realidad en beats y representarla en las once canciones de Monkeytown.

Salvo en Berlin y Grillwalker, nunca se tiene la sensación de estar frente a un objeto de dimensiones definidas. Lo que hay es una idea compleja y, por lo tanto, maravillosa, que aún debe ser elaborada.