Mi Universo en Minúsculas
Un tributo a la Ciudad de México a través del viaje iniciático de una extranjera. 

Texto: Edgar Lazarín (@chicholazarin)

Desde un avión se ve la periferia urbana de la Ciudad de México, no se distingue ningún verde, todo es concreto. Las calles están perfectamente delimitadas, son como la cuadrícula interminable de un cuaderno. Desde un puente peatonal varios individuos ven aterrizar al avión en el aeropuerto con sus manos en las rejas del puente, atrapados,  tal vez queriendo estar dentro de ese avión para poder salir de ahí.

En el avión viene Aina, joven mexicana/catalana que llega a la ciudad a buscar (según ella) la casa donde vivió sus primeros tres años de vida con su padre, trae consigo una foto y una Guía Roji, lo único que sabe es que la casa estaba en la calle Juárez, número 37. Al darse cuenta de que hay muchísimas calles Juárez en una ciudad tan grande, se propone visitarlas todas esperando poder encontrar… algo. Esa búsqueda de la casa en realidad es solo un pretexto para encontrar algo más, no sabemos que sea y seguramente ella tampoco, pero busca algo.

Mi Universo en Minúsculas es la ópera prima de Hatuey Viveros, egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica y compite dentro de la Sección Oficial de Largometraje Mexicano. La película sigue una especie de vanguardia que ha surgido entre los cineastas jóvenes mexicanos, hacer películas que hablen de la “búsqueda”. Durante toda la cinta la protagonista se la pasa recorriendo la Ciudad de México.

M.U.E.M. es un lindo retrato de la juventud contemporánea, carente de memoria, de identidad e incluso de rumbo. A través de la búsqueda de la casa la protagonista emprende un camino y este es el que realmente importa, la búsqueda como tal, el resultado no es tan trascendente. Es a través del viaje de Aina que surge la belleza verdadera de esta película, diversos conceptos interesantes, inquietudes de un director joven, todos estos comentados por medio de un puñado de interesantes imágenes.

Aina no sabe lo que busca y nosotros tampoco, busca una casa que probablemente signifique una búsqueda de su memoria, de su identidad y de un lugar al cual pertenecer (la herramienta inseparable de la chica es un libro que contiene mapas en su interior), al mismo tiempo encuentra gente que la hace sentir bien, hace amigos parece incluso encontrar una familia pero ella sigue buscando.

El ir de allá para acá de Aina es el hilo conductor que narra la historia, y es su peregrinar la parte más valiosa porque en este recorrer todas las calles Juárez que marca la Guía Roji se muestra una Ciudad de México hermosa. Sin dejar de ser enajenante la Ciudad ayuda a Aina a sentirse mejor, tal vez la búsqueda no llegue a nada pero sus recorridos en el metro, sus estancias en los puentes peatonales y sus contemplaciones del paisaje urbano de la gran Ciudad de México desde colinas elevadas van causando en ella un cambio más fuerte e importante que el que pudiera provocar el encontrar la casa que se supone en realidad busca. El retrato/homenaje que Viveros hace a la gran Ciudad de México es en realidad bellísimo, a la altura de una Manhattan de Woody Allen. El director ha creado diversos conceptos a través de la yuxtaposición, con planos fijos donde la composición de cuadro tiene todo el peso dramático de la escena. Por ejemplo: el metro viene de un lado y la chica del otro encontrándose de frente provocando una sensación de que Aina tiene las cosas en su contra (como a veces nos sentimos los jóvenes) o haciendo montajes de planos fijos de diversos símbolos de la ciudad sacándolos de contexto (unos columpios sin niños, canchas de fútbol sin pelotas), e incluso utilizando los elementos escandalosos de la ciudad para demostrar la soledad que a veces siente Aina, como una estación de metro casi vacía y con los trenes yéndose dejándola sola en el andén.

Es cierto que se nota cierta falta de rigor o tal vez de preparación en elementos que deberían ayudar a la narración, tales como la dirección de actores o los diálogos. Por momentos las conversaciones entre los personajes se sienten forzadas y no necesariamente cooperan para enlazar una escena con la otra y en el extremo contrario hay algunas charlas que son demasiado didácticas, a veces la protagonista menciona frases como “…es que no sé donde estoy…” mientras ve el mapa. Pero si se considera que esta es una ópera prima y que el oficio de muchos de los participantes en el proyecto no está muy desarrollado se puede decir incluso que su rigor formal es mayor que el de muchos “cineastas consagrados”.

Seguramente Mi Universo en Minúsculas será una película popular entre un sector de los jóvenes mexicanos, quienes se identificarán con esta viajera catalana que está perdida y parece buscar “algo”. Así parecemos estar todos en una ciudad de 20 millones de habitantes que a veces asfixia y atrapa a sus inquilinos en una vorágine de concreto, vagones del metro y microbuses, pero que al final de cuentas, amamos.

Para conocer toda la información relacionada con el programa y horarios del  Festival Internacional de Cine de Morelia entren a www.moreliafilmfest.com