FINISTERRAE. En busca de lo contrario.

Texto: Edgar Lazarín

Generalmente, en un road movie el o los protagonistas salen de su entorno en busca de algún cambio interior. Dicho cambio normalmente produce una evolución y una trascendencia humana en el personaje. Una vez iniciado el viaje el ser humano retratado no volverá a ser el mismo.

En el caso de Finisterrae la primera característica se cumple; lograr un cambio interior, pero la segunda, la trascendencia humana, se invierte. Y es que los protagonistas de esta película son dos fantasmas cansados de “transitar en el territorio de las tinieblas” (de la sinopsis proporcionada por el Festival Distrital, Cine y otros mundos.), que deciden buscar una vida terrenal y efímera. Entonces emprenden el camino de Santiago de Compostela hasta Finisterrae, (el fin de la tierra), para convertirse en seres finitos.

El viento guía a estos fantasmas por un camino quijotesco que los lleva a lugares surrealistas donde encuentran a personajes que por momentos recuerdan; toda proporción guardada; a seres de alguna película de Andrei Tarkovski. Una mujer llamada Hippie los orienta al principio del camino, después entran al “bosque de las palabras” en donde los árboles tienen orejas y no paran de enunciar palabras sin sentido, una especie de fantôme fatale le regala una “piedra del placer” a uno de ellos y cada que el fantasma la pega a su oído, la piedra produce ruidos que le ocasionan placer. Etcétera…

La naturaleza es otro elemento poderoso en la narrativa de esta obra. El camino está lleno casi en su totalidad de paisajes terrenales y los animales silvestres son compañías agradables para los fantasmas, uno de ellos queda prendido de unos ciervos que habitan en la montaña e incluso quiere quedarse para siempre con sus nuevos amigos (como él los llama). Puede presumirse que este hecho represente lo axiomático de lo efímero y terrenal; a pesar de no ser espíritus eternos, las imágenes muestran a los animales como seres hermosos y amigables que le provocan tranquilidad al fantasma.

Conforme avanzan el camino, se despojan de sus características fantasmales y cuando por fin llegan a Finisterrae queman a su caballo. Uno detrás del otro se transforman, el primero en una rana que después se convierte en doncella cuando un príncipe la besa. El segundo se transforma, ni más ni menos que un ciervo y camina por los pasillos de un bello palacio. Ambos son ya seres efímeros.

Sergio Caballero Lecha propone este road movie surrealista, cuyo mayor acierto, en la opinión de quien escribe estas palabras, radica en celebrar lo mundano, en establecer que vivir en esta tierra y ser finito no es tan malo como otros cineastas han establecido. Caballero rechaza  la idea de que para ser libre hay que trascender espiritualmente. Por el contrario, sus personajes son espíritus que buscan “animalizarse”.

Finisterrae Trailer

Pueden ver Finisterrae en el Centro Cultural Bella Epoca Cine Lido el jueves 2 de junio a las 14:00 hrs.

Distrital cine y otros mundos
Del 27 de mayo al 5 de junio

Sedes: Lumiere Reforma, Cineteca Nacional, Centro Cultural Bella Época-Cine Lido y CCU Tlatelolco

Cartelera: www.distrital.mx