Compraste un boleto para Tool confundido, ansioso y con miedo.

La emoción debía ser pura y honrar ese disco compacto que servía de herramienta para segmentar el tipo de amistades, intereses y preguntas que hasta hoy te acompañan.

Pero así como el disco compacto fue reemplazado por una descarga sin valor, también los centímetros extra de pelo -cómplices en la rendición ante un ritmo- han desaparecido y ahora sabes que también, tu corazón late siguiendo otro beat. No más rápido, no más lento, simplemente sabes que es otro ritmo.

Un ritmo menos brusco y menos enojado fue la fuerza para, justo antes de hacer clic en el botón “comprar boletos”, detonar confusión, miedo y ansiedad tras hacer clic sobre esa “solicitud de amistad” de quien por aquella misma época buscabas conquistar. La bombardeaste sin éxito con anécdotas, líneas melódicas y sobre todo, traducciones simultáneas de un ritmo a un sentimiento, buscando con quien compartir…

En dos segundos, dos clics comprimieron las décadas y te llevaron a presenciar tu secu o prepa en la que aprendiste a vivir confundido, ansioso y con miedo. El tiempo entre la primera escucha de “Hush” y los primeros acordes de “Hooker With a Penis” desapareció en tu cabeza. Recibiste una invitación con forma de disco compacto y fue tu decisión acudir a la cita de un predicador que insiste en demostrar que tu conciencia debe expandirse.

Pero así como la invitación hoy es un boleto que pone por delante y a color al patrocinador y no al grupo, afortunadamente ya no le das importancia a esos específicos. Ahora sabes que tu corazón late a otro ritmo. No más fuerte, no más débil, simplemente es otro ritmo.

Entiendes que dentro de un útero deportivo, es imposible escuchar con definición lo que sucede en el exterior. El sonido rebota por doquier pero sobre todo, en ti. Existe una pelea rítmica entre los acordes y tu beat interior. Juicio contra rendición. Imágenes de tu pasado en tu cabeza, imágenes de tu ser interior en las pantallas. Cuerpo abandonado en la multitud. Mente rebasada por las circunstancias. Espíritu constante y un corazón que late a otro ritmo. No más intenso, no más relajado. Simplemente es el ritmo que tras acudir a una cita olvidada en una agenda adolescente, hoy te permite sentirte más ligero pues tienes un pendiente menos. Se ha consumado a través de una sorpresa materializada en concierto, la comunión entre una idea y quien decidió abrazarla.

Tu conciencia ha sido alterada. Reunión, comunión y hermandad. Percepción contemplación y admiración. La siguiente rueda del ciclo se consume y el ritual ha de terminar. Los corazones más ligeros agradecen tener un pendiente menos: el de un imposible conquistado.

Pero así como el tiempo hoy es manipulado con un clic, no pasará mucho y habrá de cumplirse la siguiente cita agendada mientras compartían audífonos entre clase y clase. Aceptaste una solicitud de amistad de quien un día te enseñó que los sentimientos tienen un recipiente tan grande como tú desees que sea.

Sólo recuerda cuando estés ahí, que tu corazón ya late a otro ritmo. No más claro, no más oscuro.

Simplemente, al ritmo de tu siguiente ilusión.

Gracias por leer.

Antonio Reyes Luna
Marzo 20, 2014. MX.