La industria musical, sobre todo cuando se habla de las grandes ligas, puede estar plagada de rivalidades y competitividad, sin embargo; de vez en cuando florecen relaciones milagrosas que se sobreponen a toda adversidad, como la de Elton Johnn y Freddie Mercury.

Tanto Elton como Freddie son dos de las figuras más importantes de la historia, no sólo íconos musicales, si no culturales.

Ambos tuvieron que recorrer caminos muy duros: Mientras Elton luchó durante mucho tiempo en contra del abuso de sustancias; Freddie contrajo SIDA a finales de los ochenta y decidió vivir su enfermedad en silencio hasta un día antes de su muerte.

Los cantantes eran tan cercanos, que Elton era una de las pocas personas que sabían del padecimiento del líder de Queen.

Estuvo a su lado en los momentos más críticos como cuando quedó parcialmente ciego o perdió un pie a causa de las complicaciones del padecimiento que, en ese entonces, no contaba con tratamientos tan eficaces como los disponibles en la actualidad.

Y si por algo era conocido Mercury, además del talento de otro planeta que poseía; era por ser una persona extremadamente desinteresada que siempre pensaba en los demás antes que en sí mismo.

Por esta razón, quizás sabiendo que el final de sus días se acercaba, Freddie no pudo dejar a su amigo del alma sin regalo de Navidad y le mandó uno por adelantado.

El icónico dúo compartía una complicidad tal, que tenía apodos drag el uno para el otro. Mientras John era Sharon, Mercury se hacía llamar Melina.

Según informa uDiscover Music (vía Rock Celebrities), tras la muerte de Freddie Mercury (un 24 de noviembre de 1991) llegó a casa de John un paquete con una nota. Era un cuadro de Henry Scott Tuke, un artista al que John siempre había querido y admirado. La nota decía:

“Querida Sharon, pensé que te gustaría esto. Con cariño, Melina. Feliz Navidad”.

uDiscover Music (vía Rock Celebrities).

Sin lugar a dudas hay amistades que trascienden espacios y fronteras, como la de estos dos titanes de la música.