A estas alturas, ya a nadie le sorprende enterarse de cancelaciones debido al COVID-19. Sin embargo, la costumbre no nos quita el dolor y la tristeza de enterarnos que oficialmente, el Primavera Sound ha anunciado por segunda vez consecutiva, su cancelación.

A través de una carta emitida por su propio director, el festival ha reportado que en efecto, la razón de fondo para esta decisión es la pandemia, pero no necesariamente una crisis per sé de COVID-19.

¿A qué se refiere esto? A que pese que sí, “posible” hacer el festival, existe un abismo legal que bien podría funcionar ó no en su contra. Dígase que, se les está ofreciendo “hacerlo“, pero no se les está dando claridad en el tema de multas, cancelaciones de último minuto y posible apertura a demandas emitidas por parte de músicos, productores, asistentes y hasta locatarios que renten espacios dentro del mismo festival.

Hoy en día, los números de fallecimientos debido a la pandemia rebasan los 2 millones, sin embargo, existe otra crisis en pie: la legal. ¿Qué tan protegidos quedarán los venues, festivales y demás espacios para el arte y la cultura tras el COVID-19? ¿La gente tendrá espacio abierto para demandar por falta de regulaciones y medidas de seguridad? ¿El público mismo entiende qué es una regulación y medida de seguridad propia?

Esta y otras preguntas son la razón real por la cual, el Primavera Sound ha decidido cancelarse. Y si les somos honestos, el panorama no pinta nada bien para otros festivales de tamaño masivo alrededor del mundo.