La historia de los Pixies es una de las más interesantes en la narrativa del alt rock contemporáneo. Tuvieron un éxito relativamente moderado (con muchos conflictos internos de por medio); pero ello contribuyó a pavimentar el camino por el que habrían de pasar actos como Nirvana, Weezer o The Smahing Pumpkins, durante la efervescente escena grunge de los noventa.

Formados en Boston en 1986, Black Francis, David Lovering, Joey Santiago y la leyenda Kim Deal, forjaron una fusión de punk-surf y pop rock de manera progresiva y potente, hasta que el grupo se desmanteló en 1993, solo para volver hasta el 2004.

En 2013, y tras muchos años de controversia entre ella y el líder del conjunto, Kim Deal abandonó definitivamente a los Pixies dejando un vacío sustancial que se ha tratado de resarcir con las muy talentosas Kim Shattuck de los Muffs (quien lamentablemente falleció en 2019); y Paz Lenchantin de A Perfect Circle, quien continua en la banda hoy día.

El sonido de los Pixies es bastante particular, reconocido mundialmente por emplear con maestría la dinámica de sonido “alto-bajo”. Francis siempre ha sido el principal compositor del conjunto, con letras a menudo surrealistas, que tratan temas poco convencionales como los extraterrestres, el incesto y la violencia bíblica.

Al igual que los Ramones y el punk rock antes que ellos, Pixies se convirtió en una fuerza icónica e impulsora de un movimiento o género, que no crearon intencionadamente. No hace falta ir más allá de la famosa cita de Kurt Cobain, hablando con David Fricke de Rolling Stone en 1994, sobre la grabación del icónico debut de Nirvana, ‘Nevermind’.

Intentaba escribir la canción pop definitiva. Básicamente intentaba copiar a los Pixies.

Tengo que admitirlo. Cuando escuché a los Pixies por primera vez, conecté tanto con esa banda que debería haber estado en ella, o al menos en una banda de versiones de los Pixies. Utilizábamos su sentido de la dinámica, siendo suaves y silenciosos y luego fuertes y duros.

Kurt Cobain vía Rolling Stone.

Todos los discos de Pixies ordenados del peor al mejor

7. Head Carrier (2016)

Producido por Tom Dalgety (Royal Blood), ‘Head Carrier’ comenzó grabaciones en 2015 en los estudios RAK de Londres. El título del álbum hace referencia a un cefalóforo (santo que lleva su propia cabeza en las manos), más concretamente hablando de San Dionisio de París.

El segundo álbum de los Pixies después de su reunión es más cohesivo que su predecesor, posiblemente porque volvieron a ser un verdadero cuarteto con la incorporación de la bajista Paz Lenchantin. Hay un estado de ánimo más alegre y ligero en la mayoría de las canciones, lo cual es agradable, pero también les quita algo de la urgencia que marcó el mejor trabajo del conjunto.

La argentina Lenchantin, ex bajista de A Perfect Circle y Zwan, se unió a oficialmente a la banda en 2014 tras completar la gira en apoyo de su anterior álbum, ‘Indie Cindy’.

6. Beneath the Eyrie (2019)

El último ofrecimiento de Pixies, Beneath the Eyrie, se grabó en los Dreamland Recording Studios, una remota iglesia reconvertida en el norte del estado de Nueva York. La banda se vio influenciada por su entorno gótico durante el proceso de composición y grabación. Al respecto, Black Francis declaró:

Quería mezclarme con el mundo de los espíritus. Con la vida y con la muerte. Con lo místico y un paisaje más surrealista.

Aunque considerado por muchos como el mejor trabajo del ensamble desde su reformación en 2004; los cortes serenos, oscuros y con orientación pop no lograron sobreponerse a los anteriores trabajos de Pixies.

5. Indie Cindy (2014)

Publicado en abril de 2014, fue el primer álbum de la banda desde ‘Trompe le Monde’, de 1991, y el primero en el que no participa Kim Deal. En su lugar, las funciones en el bajo fueron recogidas por Simon “Dingo” Archer, ex miembro de la banda post-punk británica The Fall.

El álbum combina todas las canciones de los lanzamientos de extended play de la banda de 2013 y 2014 -EP1, EP2 y EP3- que fueron grabados y producidos en 2012 por Gil Norton, quien produjo los anteriores álbumes de la banda, ‘Doolittle’, ‘Bossanova’ y ‘Trompe le Monde’.

Al principio es relativamente discordante, pero con repetidas escuchas se obtiene una experiencia más completa. Lo mismo podría decirse de la discografía de los Pixies en general, pero ‘Indie Cindy’ reduce la brecha. Los extremos silenciosos y ruidosos no son tan potentes aquí.

4. Trompe Le Monde (1991)

Después de montarse a una ola surf-pop en ‘Bossanova’ (1990), Pixies volvió a sus raíces abrasivas, esas que les hicieron famosos en sus inicios.

El título del álbum significa en francés “engañar al mundo”, y eso (junto con la inquietante carátula del álbum cubierta de globos oculares) deja claro que los Pixies, intencionadamente antagónicos, habían regresado tras el relativamente sencillo ‘Bossanova’.

Grabado en Burbank, California, París y Londres, el esfuerzo fue producido por Gil Norton, y fue el último álbum de estudio de Pixies antes de su posterior ruptura dos años después; y también, el último en el que aparece Kim Deal.

3. Bossanova (1990)

Tras el lanzamiento de ‘Doolittle’ en 1989, los conflictos entre los protagonistas de Pixies se hicieron abrumadamente evidentes.

Deal quería utilizar a la banda para explorar sus propias ideas, sin embargo, Francis reclamaba constantemente la propiedad de Pixies. Los celos profesionales que tenía hacia la inmensa popularidad de Kim incluso lo llevaron a lanzarle una guitarra durante un concierto en Alemania.

Fue entonces cuando Kim formó a The Breeders y publicó su placa debut, ‘Pod’, que recibió bastantes elogios. Así que cuando ‘Bossanova’ salió a la venta unos meses más tarde y obtuvo con una tibia respuesta, parecía indicar el principio del fin. Deal no escribió ni una sola canción y su voz está más relegada a un segundo plano, ya que Francis llevó al álbum a rincones más espaciales y ligeramente menos dinámicos como en “Velouria” y “Dig for Fire”.

El sonido del elepé, inspirado en el surf rock y el space rock, complementa su enfoque lírico en el espacio exterior, que hace referencia a temas como los extraterrestres y los OVNIS.

2. Surfer Rosa (1988)

¿Qué palabras no se han dicho ya sobre ‘Surfer Rosa’, uno de los álbumes más influyentes de la historia del rock?

Steve Albini produjo el álbum, aportando un enfoque rockero más dinámico y musculoso a los procedimientos, evidente desde el minuto 1 con la explosiva “Bone Machine” como apertura.

No obstante, el material logra alejarse de las limitaciones de cualquier género: incorpora algo de punk en “Broken Face”; pop en “Gigantic”; y poesía posmoderna en “Where is My Mind?”.

Hay un humor inherente y un tono juguetón a lo largo de ‘Surfer Rosa’, representado por tomas falsas y sinsentidos (“I’m Amazed”) que dan personalidad a los miembros de la banda y hacen que el álbum parezca extrañamente íntimo e informal, a pesar de su complejidad musical.

1. Doolittle (1989)

Grabado durante las últimas seis semanas de 1988 con el productor británico Gil Norton, ‘Doolittle’ se aleja de las anteriores tendencias antagónicas de los Pixies, pero sólo lo suficiente como para mostrar la grandilocuencia de las mejores composiciones del conjunto de Boston.

Más limpio, elegante y accesible que ‘Surfer Rosa’, sigue conservando elementos del humor perverso y la rareza ruidosa de Pixies, pero con mucho más eclecticismo y ambición. Sigue habiendo una agresividad inherente (“Dead”), pero el pop brilla en la alegre “Here Comes Your Man” y en la cursi “La La Love You”. La banda encuentra un balance perfecto cuando combina ambos mundos en clásicos como “Debaser”, “Wave of Mutilation” y “Monkey Gone to Heaven”.