79410887_o

Siempre he creído que la música es una de las mejores ventanas al pasado y mi favorita para 1978 es Parallel Lines de Blondie. Uno de esos discos que no falla en las listas de los 3453839383 discos que tienes que escuchar antes de morir, o los 100 mejores álbumes de todos los tiempos según (inserte prestigiosa revista internacional de música). El LP captura muchas de las cosas que sucedían en ese año de importante transición musical: la expansión del new wave, la disminución de la flama del punk y el inminente levantamiento del pop que dominaría los ochenta.

Los mismos Blondie eran un caso de éxito en transición. Sus integrantes ya llevaban años en la industria musical sin mayor suerte y a pesar de que habían lanzado dos álbumes como Blondie todavía estaban lejos del sueño de triunfar como banda. Eran una de las caras más conocidas de CBGB’s, pero eso poco le importaba a una nación interesada en los últimos años de la era Disco y los infalibles pasos de baile de John Travolta en el cine. Sí, en 1978 Blondie podía llenar un pequeños teatro en la siempre vanguardista ciudad de Nueva York, pero una gira mundial era un sueño lejos de ser real. Entonces, “Heart of Glass” sucedió.

Sintetizadores, una máquina de ritmos, un beat disco y un coro pop completamente irresistible que se esparcieron por todo el mundo más rápido que una pandemia. “Heart of Glass” era muy diferente a todo lo que había hecho Blondie, pero había conseguido que el mundo volteara a ver al sexteto. La canción se convirtió en su primer número uno y rápidamente los expuso ante las masas, al mismo tiempo que algunos de sus fans más clavados los acusaban de haberse vendido. Irónicamente “Heart of Glass” no era algo nuevo para Blondie, la banda tenía la canción desde cuatro o cinco años atrás, pero la habían probado en diferentes estilos (¡hasta reggae!) y nunca había salido. Con ayuda del productor Mike Chapman e inspirados en actos como Giorgio Moroder y Kraftwerk finalmente pudieron darle forma al hit que cambió su carrera, todo mientras trabajaban en su tercer álbum de estudio.

Una vez que pasó el temblor de “Heart of Glass”, el mundo descubrió que había mucho más en Blondie que un éxito Disco, descubrieron Parallel Lines. El álbum, una colección de doce canciones veía a una poderosa banda que lograba combinar el enojo del punk, la experimentación del new wave, las melodías del rock & roll y los coros del pop. Era verdaderamente ecléctico, divertido y único.

En “Hanging On The Telephone” había restos de los días más punk de Blondie y una Debbie Harry casi psicótica exigiendo la atención de su interlocutor. “One Way or Another”, otro perturbante momento de Harry, en el que en medio de una combinación de pop y rock amenaza con atrapar a alguien cueste lo que cueste.

Seguía “Picture This”, una tranquila canción pop que cerca de su final se convertía en un poderoso himno en el que Harry demostraba su imponente voz, mientras que “Fade Away and Radiate” era una power ballad con pesados solos de guitarra de fondo que podrían sonar fuera de lugar en el catálogo de cualquier acto de new wave. Sólo eran las primeras cuatro canciones del disco, pero para ese momento una buen parte de sus escuchas ya habrían caído ante el encanto de Parallel Lines.

En los siguientes veinte minutos el álbum llevaba a sus escuchas por el new wave (I Know But I Don’t Know), el pop más puro (“Sunday Girl”) y el rock & roll (“I’m Gonna Love You Too”). Todo estaba unido bajo el mismo manto pop, pero era un disco repleto de sorpresas, diferente, complejo y a la vez simple. El pop en su mejor forma, tan coreable como cualquier otro éxito del top 40, pero con un mensaje detrás de cada canción y creado por músicos brillantes.

El paso del tiempo hizo justicia a Blondie y Parallel Lines se convirtió en un éxito multiplatino que vendió más de veinte millones de copias en el mundo, y elevó a Blondie al status de un ícono internacional. Sin embargo, su verdadero legado no quedó en las bandas o en los propios Blondie, quedó en su impacto en la cultura y la música. Parallel Lines se convirtió en un plano de lo que vendría, una guía para muchos actos musicales.

Todas las bandas de new wave que lograron un éxito en el mainstream estaban en deuda con Blondie, desde Devo hasta The Go-Go’s. El rol de las mujeres también cambió a partir de ese disco y el consecuente éxito de Blondie. No hubiera existido Madonna sin Debbie Harry y Debbie Harry no hubiera sido un ícono sin ayuda de Parallel Lines. Cantantes como Cyndi Lauper o Pat Benatar crecieron y se volvieron populares en la raíces que establecieron con canciones como “Sunday Girl” o “Just Go Away”. El impacto de Parallel Lines no se quedó en los ochenta, al contrario, fue una fuerza que en años posteriores creció y marcó a todavía más generaciones.

El rasposo pero melodioso grito de Harry cerca del final de “Hanging on the Telephone” bien podría ser la base entera del sonido de bandas como The Distillers o Hole. Actitud punk, poderosas voces pero inevitablemente pop. “I Know But I Don’t Know” suena como el predecesor de muchas de las composiciones de The B-52’s, mientras que “Picture This” y “I’m Gonna Love You Too” tienen frenéticos momentos que suenan como una de las principales inspiraciones del riot girrrl. Es más, “One Way or Another” es una canción que ha sobrevivido el paso del tiempo, al grado que en pleno 2013 se convirtió en uno de los hits de una muy popular boyband británica.

Parallel Lines es una gran ventana a la transición musical de 1978. Parallel Lines es un disco que definió muchos estándares del pop. Parallel Lines ayudó a abrir el paso de las mujeres en el rock y la música. Parallel Lines es atemporal y a la vez la imagen perfecta de una época. Parallel Lines es una guía de cómo hacer música comercial con sentido y corazón. Parallel Lines es el pop en su máxima expresión.