Un año más, Outside Lands nos recibió en San Francisco para una de las tradiciones que más crece en Estados Unidos. Sin hacer mucho ruido, en muy poco tiempo el festival está acercándose a tener talento que compite con el de Lollapalooza o Coachella, pero en un entorno completamente diferente para disfrutar la música. Este festival, mezcla lo mejor de dos mundos:

1. 1. La Ciudad: En el corazón de San Francisco, en una ubicación muy accesible para llegar caminando o transporte público desde cualquier parte de la ciudad.
2. 1. Un Oasis Escondido: Así como otros festivales logran crear ambientes que parecen fuera de este mundo, Oustide Lands logra transformar el bosque en un pequeño paraíso de arte, música, comida y bebida que te hace sentir alejado de cualquier estrés de la ciudad.

No solo la ubicación es privilegiada, el público de San Francisco también es único. El legado del “verano del amor” parece nunca terminará y la mezcla de ambientalistas, intelectuales, pacifistas y espíritus libres que se da cita en el festival es única en su tipo. A diferencia de otros festivales, el ambiente de Outside Lands es relajado, con mucho espacio entre el público para respirar, gente tirada en el pasto haciendo pequeños picnics… todos los elementos se juntan para poder disfrutar al máximo el fin de semana.

Después de sumergirnos un rato por los bosques de Outside Lands, nuestro camino nos llevó hasta Warpaint. Aunque su set arrancó con algunas dificultades técnicas, ellas no se dejaron vencer e hicieron hasta lo imposible por crear la atmósfera envolvente que caracteriza su acto en vivo. Lo que en foros oscuros y pequeños es un estruendo en Outside Lands se vivió como un gran baile, una fiesta de liberación donde todo fue baile al ritmo de las poderosas ninfas que ocupaban el escenario.

Con el sol a tope, nuestro viernes se puso muy funky gracias a una explosiva presentación de Chromeo. El acto ya está perfectamente coreografeado, Dave 1 sabe cuál es el mejor momento para sonreir, saltar, alzar su guitarra en el aire y otros viejos trucos que hacen que la gente enloquezca. Lo mejor de su show es que no pierden el tiempo para poner a la gente a bailar y una vez que lo logran hacen que la fiesta no se detenga. Este verano, se llevan un distintivo como una de las mejores bandas de esta temporada de festivales.

Outside Lands siempre presenta talentos arriesgados que típicamente no se verían en un festival de música alternativa. Este año la apuesta fue Kacey Musgraves, uno de los talentos emergentes más populares del country que con su dulce encanto cautivó al público del festival. Aunque muchos hablan de ella como la siguiente Taylor Swift, sus raíces aún están muy firmes en el country. El bosque se llenó de un aire campirano y el público, un tanto reducido, coreó como loco todos sus himnos de desamor.

Y si la música no está cumpliendo su efecto para hacerte más feliz, te puedes escapar a los diferentes rincones de oferta gastronómica del festival. Banderillas de tocino, algodón de azucar, cupcakes y hasta pozole son algunos de los atractivos que suman a este festival. Si curar talento es difícil, imagínense escoger solo algunos cuantos negocios locales para servir comida en el festival. Lo mejor del vino, queso, cerveza artesanal y otros placeres de California también se dan cita en el festival.

Después de la escapada gastronómica llegó el momento de ver a Disclosure en el escenario principal. Aunque la esencia de su acto en vivo no ha cambiado mucho desde que los vimos por primera vez en Coachella 2012, el efecto que logran es completamente distinto. Con un poco de ajustes en su set, ahora hacen del escenario un gran club que no se detiene. Sonaron todos los hits e incluso su remix a “Running” de Jessie Ware. Los hermanos Lawrence se la pasan muy bien sobre el escenario y en un mundo dominado por la electrónica son de los pocos actos que se preocupan por tener un acto en vivo lo más “vivo” posible. Esperamos grandes cosas de ellos para su próximo gran paso.

Nuestra noche terminó con el gran cierre de Kanye West en el escenario principal. Un espectáculo por demás atípico. Su estética minimalista y poca producción sobre el escenario hacen que extrañamente Kanye sea lo menos importante que hay que ver, pero al mismo tiempo es imposible no verlo al centro como gigante. No dio uno de sus característicos y extensos discursos sobre moda, creatividad y el futuro de la humanidad, pero sí detuvo un par de canciones para agradecer al público por su cariño y el apoyo que le dan aún cuando los medios tratan de destruirlo.

El setlist tuvo un poco de lo mejor de su carrera divido en bloques casi por disco. Las que resonaron más fuerte fueron las de su reciente Yeezus y su clásico The College Dropout. Al terminar “Runaway” Kanye hizo un mini set improvisado en el que cantaba con autotune mientras trataba de dar un mensaje que no se transmitió muy bien. Entre morbosos y devotos el escenario permaneció casi lleno hasta el final del show. Si algo comprobamos es que este show es solo para fans.