El soundtrack de la serie ha contado con grandes músicos como Bob Dylan, Elvis Costello, The Flaming Lips y más.

El soundtrack de la serie ha contado con grandes músicos como Bob Dylan, Elvis Costello, The Flaming Lips y más.

Hace un par de años la saga de Twilight llegó al cine y los vampiros se pusieron de moda. De pronto las creaturas de la noche llegaron a cada aspecto de la cultura pop y lo que alguna vez fue un personaje de horror se redujo al protagonista de una chick flick. Dentro de toda esta moda, los canales de TV, los estudios cinematográficos y las editoriales emprendieron una intensa búsqueda por conseguir su pedazo del pastel en la moda vampírica.

HBO, teniendo una excelente reputación por sus producciones originales, sabía que no podía llegar y adaptar cualquier historia. El canal tenía que buscar una historia que tuviera atractivo para las nuevas generaciones de amantes de los vampiros, pero también tenía que atrapar a los que gustaban del horror clásico. Tenían que hacer que los vampiros volvieran a ser seres temibles, pero a la vez tenían que mostrar un lado romántico. En su búsqueda el canal encontró una serie de libros que podía adaptarse para dicho fin: The Southern Vampire Mysteries.

HBO rebautizó la serie como True Blood y la llevó a las TVs de todo el mundo en 2008. La historia está contada desde el punto de vista de Sookie Stackhouse, una mesera en el pequeño pueblo de Bon Temps en Louisiana que tiene poderes telepáticos. Al principio de la serie, Sookie se ve involucrada con Bill Compton, un vampiro con el que pronto establece una relación. Suena como el inicio de otro Twilight, ¿no? Afortunadamente True Blood va mucho más allá. De entrada, la existencia de los vampiros es de conocimiento público y la serie representa cómo sería la convivencia del ser humano con esta nueva especie desde todos los aspectos: político, religioso y social.

En el mundo de True Blood, los cultos religiosos, el narcotráfico, la ley y hasta los medios están envueltos con los vampiros. Basta con ver un capítulo para saber que es muy diferente a todas las otras historias modernas de vampiros, es mucho más cruda y visceral (A veces literalmente). Para llevar a la vida el mundo de True Blood, HBO notó que tenía que cuidar cada aspecto y la música fue parte esencial para hacerlo. Como prueba el inicio de todos los capítulos:

Una serie de aterradoras imágenes que van desde extrañas escenas de sexo hasta misas y animales del pantano. Esos dos minutos de introducción sirven perfectamente para describir de qué se trata True Blood, pero no lo lograrían sin la canción que acompaña las grotescas imágenes. “Bad Things” de Jace Everett es el tema previamente mencionado y aunque su autor no es un gran nombre dentro de la industria, basta con escuchar “Bad Things” para querer conocer toda su carrera. Una embrujante y amenazante pieza de blues con ese toque sureño y provocadoras letras que captura y replica todo lo que es True Blood. Si no fuera porque ya existía sería fácil pensar que fue creada específicamente para la serie.

La música de True Blood va mucho más allá de “Bad Things”, en realidad es un trabajo muy cuidado en todos los aspectos. El supervisor musical Gary Calamar se ha encargado de llevar el mundo de los vampiros a la vida y para hacerlo decidió utilizar dos tipos de música. Para musicalizar toda la serie contrató al compositor Nathan Barr, que con el uso de docenas de instrumentos logró crear la música que llevó a la vida al pantanoso pueblo de Bon Tempes. Para complementar, Calamar buscó música no instrumental que completara el ambiente, historia y sensación de True Blood por lo que se embarcó en una búsqueda para encontrar bandas y canciones que tuvieran los mismos elementos que la serie. Ese sentimiento sureño, crudas guitarras y cierto aire de misticismo. Fue así que reunieron a todo tipo de músicos, desde clásicos como Lynyrd Skynyrd hasta el legendario Bob Dylan, pasando por Nick Cave, PJ Harvey, Alabama Shakes, My Morning Jacket y más.

Para cada episodio, Calamar recibe el guión y ve un corte en crudo del capítulo, lo que lo lleva a reunirse con Barr para juntos decidir la música de cada episodio. Analizan minuto a minuto para decidir qué música llevará cada uno de los segmentos, en ocasiones puede ser score original de Barr, pero en otras requiere de canciones clásicas de blues y de vez en cuando peticiones muy específicas, como Massive Attack. Una vez que tienen todo eso listo, Calamar tiene más trabajo por hacer.

Todos los episodios de True Blood están nombrados tras una canción, puede ser un gran clásico o una canción que salió ese mismo año, pero cada una tiene una relación directa con la trama del episodio. Es la canción que normalmente suena al final del episodio y durante los créditos, pero a la vez es el tema que te puede dejar en suspenso, el que atrapa y hace que tengas que ver el siguiente episodio. El reto para Calamar es que una vez que sabe la trama del capítulo, tiene que decidir cómo presentar esa canción, si tomará la versión original, la reinterpretará o usará uno de los covers que ya existían previamente.

Es así como ha creado incontables experimentos que le han salido bastante bien. Entre ellos destacan el dueto de Iggy Pop y Bethany Cosentino, un cover a “Don’t Let Me Be Misunderstood” de Eric Burdon y Jenny Lewis así como canciones originales de Beck y Elvis Costello.

Cada canción, cada dueto es una parte del rompecabezas que busca llevar a la vida el sangriento mundo de True Blood. Definitivamente uno de los mejores soundtracks de series de televisión de los últimos años, uno que combina lo clásico con lo nuevo, lo misterioso con lo crudo. Una prueba indiscutible de cómo el apoyo musical es fundamental para dar vida a cualquier historia. Tal vez True Blood se olvidará después de que se apague la moda con los vampiros pero el soundtrack se quedará con nosotros para siempre.