“Para mí el EDM es rock heterosexual hecho con máquinas. No es música para bailar”

Para entender The Visitor, el tercer álbum de larga duración de Matías Aguayo hay que conocer algunos hechos importantes de cómo se escribió el álbum y de cómo trabajó Matías estas canciones. Además, el productor chileno grabó el álbum de manera especial y diferente a como se hace un disco de electrónica tradicional.

The Visitor se grabó más como un disco de rock que como una producción de música electrónica. Matías Aguayo lo tuvo muy claro desde el principio: “Evité lo más que puede la pantalla de la computadora en las grabaciones. Estamos ante una invasión de las pantallas en nuestra vida cotidiana, es demasiado fuerte. No quería que ese aparto estuviera en la música, me concentré en hacer tomas buenas y tocar bien los instrumentos. No hay loops. La computadora la usé como una grabadora”. Partiendo de este punto, no es raro que The Visitor suene hecho por una banda más que por un productor. Cada instrumento que suena en las canciones está interpretado en vivo y grabado de manera tradicional dentro de cada una. Otro punto que le da ese toque a banda más que a solista es que muchos de estos temas fueron desarrollados en vivo, en el momento de hacer música: “Hice algunos ritmos que grabé para mis DJ sets y ahi los improvisé cantando en vivo e inspirado por las reacciones del público. Es una cuestión diferente estar en una discoteca con un micrófono, el volumen y la intensidad a estar en casa y pensar en cómo hacer música”.

Con este álbum, Matías Aguayo intentó hacer música más sencilla, fácil de digerir y entender para cualquiera. Las 12 canciones que conforman The Visitor tienen el mismo halo de simplicidad a pesar de estar cargadas de elementos, al final, Aguayo lo que quiere es ponérnos a bailar y lo logra. Hay un par que destacan, “Llegó el Don” y “Aonde”. En ambas, los ritmos latinos permean de principio a fin. La primera es una especie de canción de ruidosón, mientras que la segunda se acerca más al origen de la cumbia y la bachata. “Estoy consciente de que existe eso (el ruidosón), aunque no es algo que sea únicamente de ese genero. Los ritmos tribales que se han usado en México están inspirados en música peruana la cual mezcla la bachata con más cosas, sobretodo en una canción del Grupo 5 que se llama “La culebrítica”. A mí el ritmo es lo que me interesa, la percusión. Esas canciones tienen un ritmo de 6/8, tipo latino con orígenes africanos, los cuales existen en toda la música latina. Son sonidos con los que yo crecí en mi infancia. Ritmos propiamente latinos que tienen variaciones regionales”.

Otras canciones que rescatan esa esencia latina de Matías Aguayo son “Rrrr” (canción que abre el disco), “Una fiesta diferente”, “El Sucu Tucu”, “El Camarón” y “Levantante Diegors”. The Visitor está claramente dividido en dos tipos de canciones: las que inclinan hacia la herencia latina y las que siguen la línea de “Minimal”. Repetitivas, con toques de krautrock como “By the Graveyard” y “A Certain Spirit”; aunque esta última categoría es la menos presente en The Visitor.

“Estoy en un proceso de liberación, cada vez me importan menos las expectativas y cada vez siento que mi trabajo me garantiza cierta libertad”

Es completamente cierto. The Visitor nos presenta un Matías Aguayo que arriesga más y retoma sus raíces (como él mencionó arriba). Es por ello que The Visitor no puede ser juzgado a la ligera, se necesitan muchas pasadas y escuchas detalladas y minuciosas. Se tienen que desmenuzar cada una de las canciones para descubrir todos los elementos que las conforman, no es un disco sencillo que de primera instancia se pueda calificar.

En tiempos en los que el EDM domina las listas de popularidad y cualquier canción con un “drop” es bailable, Matías Aguayo llega a rescatar la música de baile. “El EDM no es música de baile, es sólo un montón de información. Esa música no se puede bailar. En toda la música para bailar hay espacios en las canciones para hacerlo, en el EDM no, ¿cómo vas a bailar esto (imita el sonido de un track de EDM)? Sólo puedes hacer headbanging. Para mí el EDM es rock heterosexual hecho con máquinas”. Bajo esta premisa, Matías entrega con The Visitor, una obra que le da esperanza a los amantes de la música para bailar y al mismo tiempo hace un interesante recorrido por la música latinoamericana, desde la cumbia hasta la bachata, el moombathon, el ruidosón y el tribal.

*Las citas de esta reseña son parte de una entrevista que tuvimos con Matías Aguayo hace unos días.