Poco es lo que queda de aquella chica oscura y melancólica que conocimos en 2013 con su debut “Royals”; pues Lorde acaba de entregar su cuarto álbum titulado ‘Solar Power’ que, como su mismo nombre lo indica, representa una nueva y radiante etapa en la trayectoria de la neozelandesa.

Fue a principios de junio que Lorde finalmente nos mostró en qué estuvo trabajando durante 4 años de inactividad creativa. El primer sencillo homónimo del disco nos ofreció a una Lorde feliz, vestida de amarillo, cantando y bailando en la playa.

“Stoned at the Nail Salon” y “Mood Ring”, que recién estrenó video oficial; completaron la ronda de tres sencillos de adelanto. Y es hoy, en el clásico viernes de estrenos, que Lorde comparte ‘Solar Powar’ con sus 12 temas inéditos y ninguna colaboración (algo extraño hoy en día).

Se trata del tercer esfuerzo discográfico de la cantante, sucesor del exitoso ‘Melodrama’ del 2017, una de las piezas más populares de aquel año, que le valió muchos elogios y premios a Lorde. ‘Solar Power’ fue producido por la propia intérprete en compañía del favorito de las damas, Jack Antonoff, quien también ha trabajado con otras artistas de la talla de Taylor Swift, Lana del Rey, St. Vincent y Carly Rae Jepsen.  

Naturalmente, el cambio de mood en Lorde no le ha sentado bien a todos los escuchas. David Cobbald de The Line of Best Fit escribió en su reseña:

Es una vieja historia, la de una mujer blanca y rica que descubre los cristales y luego delira sobre el planeta, la paz y el amor. El hecho de que esta sea la nueva dirección de Lorde en Solar Power es interesante, ya que ahora vemos a la antes rebelde artista utilizar un personaje que se siente, sencillamente, fuera de lugar.

Vía The Line of Best Fit.

The Independent tituló a su nota: “Una melodía decepcionante, distante y blanqueada por el sol”. Otros más benevolentes como The Guardian, por ejemplo, atribuyeron este cambio de dirección a la madurez de la cantante de ahora 24 años de edad, asegurando que ha “despertado de la pesadilla de la fama”.

Armada de encantadoras melodías y un sonido resistente a los bombardeos, la neozelandesa cambia el protagonismo por una irónica reflexión sobre la verdadera felicidad.

Vía The Guardian.