El regreso de James Holden después de siete años de haber lanzado su disco debut, es precisamente un regreso en el tiempo pero que se combina con el presente. The Inheritors, el título de su nuevo trabajo de estudio, es una referencia a una novela que en 1955 publicó William Golding y que cuenta la historia de los extintos neandertales y su lucha perdida ante una civilización más evolucionada. De ahí que la portada de este disco evoque los famosos e intrigantes jeroglíficos sobre piedra y que la música refleje sonidos ancestrales, pero combinados con elementos modernos y sutilmente caóticos.

James Alexander Goodale Holden, como realmente fue bautizado, nos entrega un álbum de 15 canciones que de alguna manera se funden entre sí. Se trata un disco salvaje que logra hacernos imaginar aquellos rituales que quizá formaron parte de la gran lucha evolutiva. La instrumentación de este productor nacido en Inglaterra es un híbrido entre lo análogo y lo digital; son melodías y ritmos compuestos, exóticos y muy orquestados que también evolucionan y cuentan una historia. Canciones eufóricas, ruidosas y distorsionadas como “Renata” o “Delabole”, complementan a otras como “The Caterpillar’s Intervention” y “Seven Stars”, donde las atmósferas son mínimamente más limpias y misteriosas.

Parte de esta historia también son los cantos paganos, los cuales en The Inheritors conviven con sintetizadores psicodélicos y melodías llenas de intriga que poco a poco van ampliando su intensidad. “Circle Of Fifths” es una canción que comparte estas características, al mismo tiempo que nos muestra la parte más confusa del disco y un lugar en la historia donde la ansiedad probablemente invadía las cabezas de sus protagonistas.

La influencia de William Golding no es la única que aparece en este LP, también existen momentos sonoros que retoman elementos extraídos de la música de Boards of Canada, UNKLE, Aphex Twin, Four Tet e incluso de la Música del Mundo, pero con algunas distorsiones, atmósferas e instrumentos de viento que caracterizan las composiciones del productor. Su lado más espiritual y cósmico es el que se entromete a lo largo de los 15 cortes del disco, lo hace de la forma más coherente posible y logra integrarlo en canciones como “Blackpool Late Eighties”, la cual entrecierra esta producción a través de una larga transformación que engloba la naturaleza musical de James Holden y la que retomó del libro que lo hizo regresar.