El hecho de que el tercer álbum de estudio de Edward Sharpe and the Magnetic Zeros sea homónimo, le da sentido a la intención con la que el líder Alex Ebert regresa este 2013. A diferencia de sus discos anteriores, éste se presenta como un trabajo conjuntamente desarrollado a través de la creatividad y contribuciones de toda la banda, desde la composición y las voces, hasta las letras y la ejecución. Afortunadamente, el resultado se traduce en un disco bien ensamblado y con la consistencia suficiente para reflejar los seis años de trabajo, giras y vivencias de cada uno de los integrantes.

Cuando Alex dijo que este disco significaba todo para él y que se trataba del trabajo más crudo, más estrepitoso y más libre de su carrera, no exageró. El también fundador de Ima Robot, junto con los otros nueve músicos, mezcló las texturas de un disco viejo y nostálgico, con el optimismo, el amor como un canal de liberación y la búsqueda del reflejo satisfactorio de uno mismo. Con referencias al sonido de décadas pasadas y la calidad de un reproductor antiguo, Edward Sharpe and the Magnetic Zeros crea atmósferas de melancolía que se fusionan con letras sinceras e influencias desde The Beatles hasta The Black Keys.

“Better Days”, la canción que abre el disco y que también fue escogida como el primer sencillo, es la presentación más fuerte que la banda pudo haber seleccionado. Aunque sea una mezcla entre sus sonidos de hace cuatro años y la influencia pop-rock con la que cargan ahora, es también el ejemplo de cómo las voces y los coros forman parte importante de su regreso. Los arreglos en canciones como “Country Calling” y “Life is Hard”, son justo la manera en que Alex Ebert intenta liberarse de manera impulsiva pero bien lograda, al lado de una lista de músicos influenciados por aquellos discos de los años cincuenta.

Las historias de amor y las frases optimistas que aparecen en cortes como “Two” o “Remember to Remember” (donde la voz corre a cargo de Jade Castrinos), son recurrentes a lo largo de todo el álbum; sin embargo, Alex Ebert también tiene momentos donde deja la felicidad de lado y se adentra en un mundo de pensamientos existenciales. “I’ve been trying to pretend that death is my friend, I’ve been lying to myself, not to nobody else”, la primer frase de “This Life”, es la forma en que la serenidad de la banda se refleja en una de las mejores canciones del disco, esa que además se encarga de cerrarlo de la manera más desgarradora y emotiva posible.

Esa liberación de la que en algún momento habló Alex Ebert, es en realidad el resultado de encajar perfectamente el engranaje de la banda y llevarla a su nivel más creativo. El tercer álbum de Edward Sharpe and the Magnetic Zeros es un cúmulo de emociones que lograron aglomerarse en una banda de verdad.