Sin lugar a dudas, uno de los músicos que re-definió la psicodelia moderna es Kevin Parker y su proyecto de Tame Impala. Tras su impecable debut del 2010, ‘Innerspeaker’, y llegando hasta la actualidad con ‘The Slow Rush’ (2020); Parker ha vuelto a trazar las líneas que alguna vez dibujaron Pink Floyd o Jefferson Airplane, impulsando al género hacia una nueva era y contribuyendo a establecer Australia como meca de la música moderna.

Hablando con iD en 2016, cuando Tame Impala se consolidó como una de las agrupaciones más grandes del mundo, Parker recordó su primera experiencia en un concierto. Como era de esperarse, aquella noche incluyó muchas guitarras estrepitosas.

“Mi primer concierto de verdad fue uno de The White Stripes. Era un concierto para mayores de 18 años, y yo estaba en el instituto, así que le pedí prestada su ID a mi hermano. Las entradas costaban unos $75 dólares: me gasté todo el dinero y ni siquiera sabía si iba a entrar”.

“Era la noche anterior a mi examen de Historia Antigua de 12º curso, pero me dije: ‘¡no me lo voy a perder!’ Todas las probabilidades estaban en mi contra, pero entré y fue increíble, no podía creerlo. Me cambió la vida. Había ido a conciertos, pero no a verdaderos espectáculos de rock and roll”.

Vía iD.

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Aquella primera experiencia introdujo a Parker en todo un mundo de guitarras llenas de fuzz, en el que más tarde se adentraría en temas de su autoría como “Elephant”. Sin embargo, en lo que respecta a sus propias ambiciones musicales, fue el grunge el género que realmente le hizo querer convertirse en músico.

“No estoy seguro de que fuera siquiera un espectáculo lo que me hizo querer ser músico”– empezó diciendo.

Probablemente fue la primera vez que escuché música grunge. Tenía un vídeo de Silverchair, en VCR, que veía religiosamente cuando era niño. Ni siquiera era un lanzamiento en vivo de súper alta producción, era sólo verlos en una gira. Algo así como ver la cantidad de sudor que tenían en su camisa detrás del escenario”.

Vía iD.

Adelantándonos en el tiempo, el intérprete de “Let It Happen” pasó a describir el mejor concierto al que ha asistido. Aclaró que aquella magnífica noche en Japón había consumido un poco de ácido, así que la percepción que tuvo del show de los Flaming Lips podría estar un tanto manipulada por la psicodelia más pura.

El provocador ensamble de Oklahoma es conocido por ofrecer un espectáculo brillante y, según los recuerdos de Parker, parece que no decepcionaron.

“Resulta que en ese momento estaba drogado”- empezó diciendo, “lo que no suelo hacer en conciertos porque todo es mucho más intenso. Nunca había visto ni sabía mucho de los Flaming Lips antes de eso, así que me dije: ‘Oh sí, vamos a ver a esta banda’, tratando de mantener la calma, tan ingenuamente.

Sabía que salían disfrazados, como si fueran grandes osos de peluche, pero a los diez segundos de su introducción me quedé absolutamente destrozado. Siguen siendo una gran influencia para mí”.

“Siento que cada vez que intento pensar en algo que afectaría a la gente, mi mente se remonta instantáneamente a esa época”.

Vía iD.