Glassjaw.

Glassjaw.

Por: @christianxrojas

Una cosa es hacer música pesada, metal agresivo o componer canciones inundadas de guitarras con la distorsión más potente. Otra cosa muy distinta es hacer música realmente furiosa.

Durante finales de los años noventa, la mayoría del “metal” (entre comillas ya que este género estaba en crisis) era totalmente plástico y sin rostro. Sus principales exponentes sólo producían canciones pasajeras y momentos fugaces, de los cuales, muchos están seis pies bajo tierra. El virtuosismo y las producciones finamente cuidadas se aparecían esporádicamente, y en su lugar hubo una necesidad de brillar por las emociones impresas en la música.

Entonces llegó Glassjaw para enseñarnos el lado pasional del hardcore, post emo y hasta metal.

Originarios de Long Island, Nueva York, son los primogénitos de Deftones. En el año 2000 (pocos años después de su fundación), Chino Moreno y compañía les dieron su primera gran oportunidad y les permitieron ser teloneros de sus conciertos, precisamente durante su gira del mítico White Pony. Glassjaw no estaban del todo desnudos, su debut Everything You Ever Wanted To Know About Silence había llegado sigilosamente al mundo, y el alboroto lo creaban quienes lo descubrían. Era impactante, totalmente desgarrador.

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Daryl Palumbo era el hombre al frente de esta intrigante. Su personalidad se notaba completamente dura desde escuchar su voz. Con cada grito, parecía que su cuerpo iba a explotar. Nadie lo hacía así. Nadie le ponía tanta pasión a su papel como cantante. En ocasiones, ni él mismo podía detener la velocidad de sus líricas en vivo.

Después, todo hizo sentido. Palumbo siempre fue el pilar más frágil de Glassjaw. Con una enfermedad que lo ha colocado al borde de la muerte (Crohn’s disease), la tragedia es uno de los ingredientes más poderosos de la banda, aún lejos de sus incisivas letras sobre desprecio, como en “Lovebites And Razorlines”:

I know a girl
Who sells herself around
And I’m sure one day
She’ll sign autographs in your town.

Después de escucharla una y otra vez, la música de Glassjaw es como un laberinto aterrador y confuso. Son apasionados, en ocasiones delicados y otras más despreocupados. Potentes en todo momento, hasta cuando la voz alcanza sus clímax angelicales.

En vivo son destructivos, totalmente caóticos. Glassjaw es una de las pocas bandas con tanta energía sobre el escenario. Desde sus inicios, hasta el día de hoy, sus conciertos siempre han sido algo que se debe ver. Es como combinar la potencia de Deftones, el dinamismo de The Dillinger Escape Plan y la elegante ejecución de Refused. Nunca ha existido algo igual, aún con tantas bandas de aquel entonces que pretendían ser apasionadas. Nunca hubo una como Glassjaw.

Pero lo más importante, además de su música, es lo que Glassjaw significa para una generación, todavía en tiempos antes de la explosión del indie rock como lo conocemos hoy en día. Siempre fueron de culto. Su música (en ocasiones difícil de comprender, pero siempre atractiva por su ferocidad) se compartió en todo momento de boca en boca, y escucharlos nunca fue casual. Los fans de Glassjaw siempre se sumergieron en la banda con enorme lealtad, misma que les permite sobrevivir hasta el día de hoy.

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A casi dos décadas de su formación y después de un par de álbumes de estudio junto con varios EP’s, Glassjaw vendrán finalmente a nuestro país para saldar una gran deuda con sus fans mexicanos. Han pasado 12 años desde que lanzaron su aclamado álbum debut y muchos de los que nos refugiábamos en su música crecimos de distinta forma. Pero el próximo 21 de julio, cuando Daryl Palumbo tome el escenario del Pasagüero, una máquina del tiempo nos llevará de regreso a los años dorados del post hardcore.

La oportunidad es clara e imposiblemente se repetirá. Este concierto significa hoy algo único y personal para cada uno de los que asistirán; todos tenemos una historia con Glassjaw. Para sus fieles seguidores, la llegada de esta legendaria banda a México es tardía, insólita, pero totalmente imperdible.

Póster del concierto.

Póster del concierto.