Fotos: Daniel Patlán (@folkmetender) | Texto: Germán Sánchez (@mr_mutante)

Después de años de espera y algunos meses más tras haberse hecho oficial el anuncio de la visita de UNKLE a nuestro país, finalmente llegó la noche del 31 de octubre de 2010. En medio de las festividades del Día de Muertos y Halloween en México, la visita de James Lavelle y compañía no pudo ser más exacta y necesaria para contar con un toque más de mistisismo y oscuridad. Así fue adornado el Circo Volador donde también algunos de los asistentes aportaron su grano de arena usando disfraces de noche de brujas desde simples hasta exóticos y producidos.

Para inaugurar la noche, el quinteto californiano Sleepy Sun subió al escenario y se presentó con una buena ración de gordos riffs y melódicas vocales para calentar la noche de aproximadamente tres mil almas que se dieron cita al oriente de la Ciudad de México en el mítico Circo Volador.

La espera para poder comenzar a disfrutar de la música de de James Lavelle, Tim Goldsworthy y compañía aguardó aún media hora más de lo programado. Cerca de las diez de la noche, las luces se apagaron y enseguida todos comenzamos el viaje dentro de nuestro circo volador a través del universo UNKLE. El intro comenzó a sonar mientras eran proyectadas imágenes cósmicas. La euforia se había desencadenado y, al tiempo que esta introducción iba terminando, la fiesta comenzaba. Por fin, los músicos atacaron la tarima. James Lavelle, que de inmediato conectó con su público, se presentó hiperactivo saltando con una emoción febril que no podía ocultar. El concierto inició oficialmente con “The Answer”, pieza muy ad hoc que literalmente respondió a los suplicios de los fanáticos que, por vez primera, tenían la oportunidad de disfrutar de su música en vivo.

De inmediato, todos nos enganchamos y, bajo el despliegue multimedia, apareció sobre la pantalla Ian Atsbury para acompañar virtualmente a la banda y entonar “Burn My Shadow”. Más tarde, su tocayo Ian Brown y Josh Homme harían lo propio con “Reign” y “Restless”, al tiempo que el derroche de energía de los músicos contagiaba a toda la sala. Las voces en vivo corrieron a cargo de Gavin Clark y, en ocasiones, también de los mismos James Lavelle y Tim Goldsworthy para elevarnos con “Keys to the Kingdom”, “Glow” y “Ablivion”, terminando así la primer parte con “Eye for an Eye”. Antes de irse al primer encore James rezaría: “Hoy es una noche para celebrar a la vida y a la muerte”.

De vuelta al escenario, todos, a petición de James, alzamos con celular o encendedor la mano mientras nos estremecían con “Heaven” al mismo tiempo en que el mejor visual de la noche era proyectado. Después, “Lonely Soul” a dueto entre Gavin Clark y Lavelle emulaban a Richard Ashcroft. El fin de de la velada sería con “In A State” y el concierto había sido enterrado.

Así, tanto Gavin como James y Goldsworthy, no cesaban de agradecer la entrega del público. Al final, bajo un ficticio segundo encore, solamente se abrazaron los cinco integrantes y se despedieron brindando reverencias a todos sus seguidores. A continuación, algunas fotos del concierto.