Los integrantes del grupo oriundo de Escocia, Camera Obscura, podrían ser tíos de la mayoría de los asistentes a su concierto y la noche del martes en El Lunario lo dejaron muy claro desde el primer momento que tomaron el escenario. Tracy Campbell y Carey Lander (guitarra y voz, órgano y voz respectivamente) con sus lindos vestidos hicieron gala de su gran carisma mientras que Kenny McKeeve (guitarra), Gavin Dunbar (bajo) y Lee Thompson (batería) con camisa formal y pantalón de vestir, acompañados por un músico invitado (que bien podría ser sobrino de todos ellos) encargado de las percusiones y la trompeta vestido con chaleco y camisa, tomaron prestado el escenario del recinto ubicado en la avenida Reforma para hacerlo completamente suyo.
Como era de esperarse, el set fue diferente de su visita del año pasado y para sorpresa de la banda, esta vez sus canciones fueron coreadas con más fuerza y más sentimiento que en su presentación anterior. “French Navy” fue la primera canción de la noche en la cual el público se convirtió en el coro de Camera Obscura y dejó atónitos a los escoceces al cantar a todo pulmón el coro de dicha pieza. Después vinieron highlights como “Teenager”, “Hey Lloyd, I’m Ready to be Heartbroken”, “If Looks Could Kill”, el encore “James”, así como las dos piezas con las que decidieron despedirse de su público mexicano: “Let’s Get Out of this Country” y “Razzle Dazzle Rose”.
Más que un concierto, Camera Obscura ofreció a sus fans un recital íntimo y lleno de melodías que remiten a la infancia, a cuando todo estaba bien y uno no tenía que preocuparse por pagar la renta ni por ningun otro problema, disfrazados y en su papel de tíos buena onda, la banda escocesa dejó un grato sabor de boca, muchas caras felices y una sensación de que por hora y media, nada malo sucedía a nuestro alrededor, no había desastres ni terremotos (aunque minutos después del fin del concierto tembló en el DF).