Un estudio reciente realizado por investigadores de China y Dinamarca afirma que escuchar rock y heavy metal puede influir negativamente en la elección de alimentos. Los investigadores descubrieron que la música menos abrasiva conducía a dietas más saludables.

El estudio se publicó en la revista Appetite el mes pasado y en él participaron 215 personas de China y Dinamarca. A cada participante se le presentó un espectro de opciones alimentarias, desde las más sanas hasta las menos saludables, para que las emparejara con diferentes tipos de música.

A los participantes se les presentaron dos versiones de la misma canción: una más tranquilizadora (piano, tempo más lento y teclas mayores) y otra más agresiva (guitarras distorsionadas, ritmos rápidos, batería pesada y notas menores). Resultó que las personas que escuchaban las melodías más tranquilas tendían a buscar alimentos más sanos; las que escuchaban la música de sonido más agresivo optaban por alimentos menos saludables.

Los investigadores descubrieron una “relación causal entre los sonidos ‘sanos’ y la elección de alimentos sanos”, concluyendo que las melodías agitadas del rock y el heavy metal son saboteadores de las funciones cerebrales superiores que regulan la toma de decisiones. Una de las investigadoras principales, Danni Peng-Li, añadió:

Normalmente, cuando pensamos en la comida, pensamos en el sabor, el aroma y, por supuesto, en la vista, pero el sonido ha sido, yo diría, subestimado.

No estamos seguros de que el acto de escuchar metal y rock engorde en sí. Sin embargo, la próxima vez que vayas a un restaurante quizás deberías de pausar tu música antes de indagar en el menú para hacer una buena elección.