Texto: Daniel Patlán (@folkmetender)

El pasado martes 28 de junio, previo al quinto show de Interpol en la Ciudad de México, platicamos con Sam Fogarino, baterista de la banda neoyorkina que regresó al Palacio de los Deportes después de seis años. Una plática casual entre amigos fue lo que pasó entre nosotros y aquí se las compartimos.

LifeBoxset.com: ¿Qué significa México para tí?

Sam Fogarino: Lo que significa para mí es un lugar extremadamente diverso en arte, en cultura, así como también geográficamente hablando. La topografía cambia en cada Estado y hay una increíble variedad de paisajes. Tristemente es algo que la gente en occidente no conoce, a menos que haya estado aquí y no sean parte de la masa de ignorantes.

Durante los años mi visión sobre México y los mexicanos ha sido muy diferente, nunca ha sido negativa pero tampoco había idealizado que esto es la Ciudad de México. Pensé que sería un poco más simple. Recuerdo cuando fuimos a Los Angeles por primera vez, o quizá no era la primera pero era de nuestros primero shows. Fueron dos noches en el Troubadour y me di cuenta de que la mayoría del público era de ascendencia mexicana, mexicanoamericanos. Eso me voló la cabeza porque además de la cultura del “Cholo”, los chicos están más metidos en el hip-hop y el arte urbano, nunca pensé que nosotros pudiéramos hablarles y comunicarnos con ellos a través de nuestra música. Esa experiencia abrió mi mente, me sentí muy ignorante (jaja). Mi visión de esto era muy estrecha.

He convivido con mexicanos toda la vida, vengo con frecuencia de vacaciones con mi esposa, hemos ido a distintas partes del país, a la península de Yucatán, etc. A lo largo de los años me he encariñado mucho con este país, por razones personales y por razones que tienen que ver con el éxito de la banda (Interpol). Antes de tener a nuestra hija fuimos a Tulúm, ese fue el último vuelo que mi esposa podía hacer debido a su embarazo y ese fue el último lugar al que fuimos como una pareja sin hijos, así que lo hace muy especial. Ahora tengo que traer a mi hija para que aprenda lo increíble que es la gente y los paisajes.

Y eso es totalmente honesto de mi parte.

LB: ¿Puedes contarnos una experiencia agradable y una no tan agradable que hayas tenido aquí en México?

SF: He tenido muchas experiencias agradables. La primera vez que estuve de vacaciones fue en Cozumel y practiqué el buceo, sólo que me fui demasiado profundo y me entró agua al oído, lo cual fue extremadamente doloroso y me asusté mucho porque necesito mis dos oídos para trabajar (jaja). Esa fue una experiencia agradable y desagradable al mismo tiempo.

Nuestro primer show en esta ciudad en el WTC fue totalmente increíble pero tuvimos que cancelar el segundo show porque el piso casi se cae a causa de lo frenética que estaba la gente. Así que ahí lo tienes, dos experiencias.

LF: De hecho ese era otro tema del que queríamos hablar, ¿qué pensamientos pasaron por tu cabeza durante el primer show en el WTC?

SF: La noche anterior salimos con unos dudes de nuestra disquera americana (Matador) y algunos de nuestra disquera mexicana (Noiselab) y fuimos a un Mariachi-bar (nota: Garibaldi). Teníamos que hacerlo, era una parada obligada. La mesa era como de 15 personas y estábamos jugando “el juego de la electricidad” (toques) y aparentemente me había tomado una botella completa de tequila (jaja), así que no era muy bueno jugando ese juego (jaja). Nuestro label head, quien es un tipo muy grande y que aguanta mucho bebiendo, le avisó a mi esposa que me había tomado una botella completa de tequila. Al parecer tuve envenenamiento por alcohol y tuve que ir al doctor al día siguiente para poder tocar, ya que estaba más allá de la resaca. Así que subimos y me sentía fatal, pero estábamos frente a una audiencia increíble. Desde el minuto uno el escenario se balanceaba y se movía, sin embargo, yo me sentía tan mal que no tuve tiempo para pensar en nada más. Literalmente no pensaba en nada (jaja). A veces cuando te sientes muy mal tanto física como mentalmente, tocar música es fabuloso porque es lo único en lo que realmente puedes concentrarte. Al poco tiempo me di cuenta de que no nada más era que la audiencia fuera muy entusiasta sino que el piso era muy débil. Después de tocar nos informaron que no habría segundo concierto ya que pudo haber sido una tragedia. Pero bueno, teníamos que regresar un par de meses después para tocar frente a mucha más gente, así que estuvo muy bien.

LF: Después de 10 años, ¿qué significa Interpol para ti?

SF: Es bastante interesante, pasas demasiado tiempo construyendo tu momentum y llegas a cierto nivel y sigues avanzando, pero en algún punto estás totalmente lleno y empiezas a quejarte sobre los detalles menores como: “el avión está muy lleno”, o “esta Van no es suficiente”, o “el room-service de este hotel para a las dos de la mañana, ¿qué les pasa?”. Y después te das cuenta de que eso no significa nada y en algún punto reflexionas y dices: “Dios mio!, espera, cuando era niño fantaseaba con estar en un grupo de rock y hacer música para vivir y ahora lo hago, ¿de qué tienes que quejarte realmente?” y de repente ves el estado en el que está el mundo, económica, social y políticamente y entonces debes checar qué estas haciendo. Vé en dónde estoy en este momento, hablando contigo casualmente, tengo la oportunidad de hablar sobre lo que hago para vivir. Tengo que observar cuidadosamente sobre qué cosas me quejo, así que de vez en cuando debes checarte a tí mismo. Interpol -sonará como una estúpida tarjeta de Hallmark pero es verdad- es la realización de lo que soñaba de niño, me trajo aquí. Además hay otras cosas paralelas a ello: la casa donde vivo, de qué manera puedo proveer a mi hija, etc. ¡Y todo eso es a través de tocar la batería!. Es algo muy loco.

Así finalizó nuestra charla con Sam Fogarino, quien horas después subió junto con sus compañeros Daniel Kessler y Paul Banks a dar un grato concierto en el Palacio de los Deportes. Agradecemos al Hotel Brick y a Arts & Crafts México por las facilidades para esta plática.