Peter Mayes y Donnie Sloan, la misma pareja de productores que trabajaron en el primer disco de Empire of the Sun, son los responsables del sonido de Ice on the Dune. De ahí que en este 2013, Luke Steele y Nick Littlemore regresen con una especie de continuación a su debut pero jugando con elementos que hacen clara su intención por entregar un trabajo mucho más pop, comercial y que aunque comparte las bases de aquel Walking on a Dream, en algunos momentos se esfuerza por experimentar y utilizar sonidos que a estas alturas nos parecen muy comunes. Grabado en Londres, Nueva Zelanda, Nueva York, Miami, Los Ángeles y Sidney, este segunda entrega del dúo australiano se construye a partir de coros pegajosos y poderosos, arreglos que le inyectan brillo a las canciones y por supuesto los beats que les escuchamos hace cinco años.

El espíritu de la música con la que Luke y Nick llegaron en 2008, es justo lo que se puede escuchar en “DNA” y “Alive”, éste último el primer sencillo con el que el dúo nos regaló una prueba de su nuevo trabajo. Ambas canciones mantienen vivo el sonido de su exitoso corte “Walking on a Dream” y lo mezclan con elementos propios del pop de los años ochenta, sin dejar de lado las letras optimistas y melosas como “Loving every minute, cause you make me feel so alive”. Justamente la canción responsable de darle nombre al disco, es el ejemplo claro de un sencillo sin discusiones, se trata de una canción hecha contundentemente con la intención de sonar en todas las estaciones de radio del mundo y que enmarca la esencia del álbum: mucho más melodía, energía llevada al tope y un entusiasmo que busca contagiar a quien lo escuche.

Aunque no llega a dispararse radicalmente, una nueva paleta de elementos sonoros aparece en “Awakening” y “I’ll Be Around”, momentos en lo que Empire of the Sun se muestran más experimentales y exploran un pop influenciado tanto por la parte oscura de los ochenta, como por el estilo de bandas como M83 o Washed Out. En ningún momento pierden la línea que recuerda a su disco pasado y nos posiciona años atrás, sin embargo, es en este bloque donde la instrumentación y las voces llegan a nuestros oídos de forma diferente y con matices que exploran otros rincones. Un puente casi instrumental con “Old Flavours” y un gancho que retoma las voces robóticas y los sonidos electrónicos de Daft Punk y Justice con “Celebrate”, son canciones que gritan desesperadamente por ser escuchadas y sobresalir entre un tracklist bastante lineal.

Además de “Keep a Watch”, una balada suave que retoma el estilo y las voces profundas de David Bowie y que llega sutilmente hasta el final, Ice on the Dune está lleno de canciones buenas y bien hechas, pero con una esencia que nos deja situados en el mismo lugar de hace años. El recuerdo y el hecho de revivirlo no es ninguna molestia, pero sin duda les faltó recorrer, explorar y aventurarse a jugar con más elementos que llevaran a lo más alto su potencial. Estamos ante un trabajo  que logrará adentrarse en los clubs, en las estaciones de radio e que incluso podría colarse en alguno que otro comercial de televisión; es un electro-pop pegajoso y comercialmente exitoso que como prueba de fuego tendrá que recorrer escenarios y presentaciones en vivo.