Pink Floyd es considerado como uno de los líderes del rock psicodélico, desde que la banda contribuyó a su desarrollo y éxito entre 1964 y 2014.

A pesar de su popularidad, especialmente con su icónico álbum de 1979, ‘The Wall’; los miembros eran conocidos por sus duras disputas. De hecho, el guitarrista David Gilmour y el vocalista Roger Waters sabían que no podrían trabajar más juntos tras el lanzamiento de ‘The Final Cut’.

Las tensiones empezaron a estallar en la producción del álbum de 1983. Se trataba de un disco conceptual preocupado por los acontecimientos políticos que ocurrían en América durante esa época.

Waters estaba muy interesado en los temas, y como principal letrista de la banda, decidió ir por ese camino.

El álbum también incluía algunas canciones que no eran lo suficientemente buenas para estar en ‘The Wall’, lo que creó tensión entre Gilmour y Waters.

La producción de ‘The Final Cut’ fue bastante problemática porque Gilmour no estaba de acuerdo con cómo debía ser el álbum.

Y dado que las discusiones que sostenían no llegaban a nada, Gilmour dejó toda la producción en manos de Roger Waters.

Él sólo se presentó para tocar la guitarra y, aunque se le acredita como productor, lo cierto es que ninguna de sus ideas fueron consideradas. Al respecto dijo en una entrevista de 1984:

Roger tenía una idea muy fuerte de cómo quería que fuera el álbum. Simplemente pensé que estaba equivocado en el enfoque del mismo en varias áreas, y se lo dije.

Intenté conseguir algún cambio, y él no estaba dispuesto. Llegó al punto de que las discusiones eran muy duras porque nuestras impresiones eran muy opuestas en ese momento”.

“´Él no quería que siguiera produciendo porque no conseguía nada. Es que mi opinión era tan diferente que estaba siendo contraproducente.

Así que dejé de trabajar en la producción del álbum y se lo dejé enteramente a él y le dije: “Sigue adelante y termínalo”.

“Así, él tuvo la oportunidad de hacer el álbum exactamente como quería hacerlo, y yo fui y toqué la guitarra cuando se me pidió. Así es como terminó el álbum. Personalmente, no me gusta mucho. Sigo pensando que la forma en que yo quería hacerlo habría sido mucho mejor“.

Vía Rock Celebrities.

Según el guitarrista, sólo hay tres buenas canciones en ‘The Final Cut’. El resto no eran lo suficientemente buenas como para incluirlas. De ahí que se descartaran previamente para de ‘The Wall’. Explicó:

“Creo que mucha de la música no está a la altura. Hay tres buenas canciones en él, y el resto me parecen bastante flojas. No tengo nada especialmente en contra del concepto, personalmente encuentro su tono demasiado quejumbroso. Está eso, y la falta de buen material en él”.

Obviamente, Roger creyó que podía producirlo todo él mismo sin mi ayuda, y yo creo que no pudo“.

Vía Rock Celebrities.

Lamentablemente, este álbum se convirtió en el último disco en el que participó Waters.

Un año después de su lanzamiento, Roger Waters dejó Pink Floyd porque se hizo incómodo para los miembros de la banda trabajar juntos.

El elepé recibió críticas mixtas y se convirtió en el disco menos vendido de la banda. Según Richard Cook, de NME, este material retrató un ligero declive en la escritura de Waters.