Cuando Metallica entró en guerra con el servicio de intercambio de archivos Napster en el año 2000, tras descubrir que decenas de miles de usuarios descargaban ilegalmente una versión en proceso de su sencillo “I Disappear”; abrió un debate que dividió a la industria musical. Al frente de esta batalla contra la piratería en línea, el baterista Lars Ulrich se convirtió, según él mismo, en “el hombre más odiado del rock ‘n’ roll”, pues el danés quedó parado como un codicioso y soplón.

“No es que Metallica necesite más dinero del que tiene”, comentó en su momento el líder de Deftones, Chino Moreno.

“He visto a ese idiota de Deftones diciendo m*erda sobre mí”, respondió Ulrich. “¿Es ese el mejor argumento que se le ocurre a la gente? ¿Necesitamos más dinero? No, estamos bien. Gracias por preguntar por mi situación económica, pero ya me he ocupado de ella durante diez p*tas vidas. ¿Es posible que esto sea por otra cosa?”.

“Tengo que recordarme a mí mismo que lo hago porque es lo correcto”.

Lars Ulrich.

Veintiún años después, el líder de Slipknot, Corey Taylor, declaró que Ulrich tenía “tanta razón en muchos niveles” en su visión del futuro.

“Recuerdo que todos lo repudiaron por eso, y tenía tanta razón”, dijo Taylor a Steve-O, antiguo temerario de Jackass, en su podcast ‘Wild Ride With Steve-O’. “Él sabía… sabía que esa era la dirección en la que íbamos”. Continuó explicando:

Es un poco raro, difícil, porque en esta época, es realmente duro saber cuáles de los malditos servicios de streaming que realmente compensan a los artistas o si los están estafando.

Para mí es más importante que la gente escuche la música. En este punto, he hecho las paces con el hecho de que hay varios servicios que nos están jodiendo, y hasta que se aplique la legislación, que aprobaron bajo Trump -lo que no podía creer- seguirán cobrándonos a esa tasa.

Pero han recurrido esa legislación. No creo que las apelaciones lleguen a buen puerto. Subirán las tarifas y los músicos podrán volver a ganarse la vida con sus grabaciones.