Te mandaron al demonio, te pusieron el cuerno, te cambiaron por otro/otra más guapo/guapa, te dijeron que sí pero no te dijeron cuándo, te dejaron plantado otra vez, te borraron de Facebook, te dejaron de contestar los mensajes, confiaste y te vieron la cara… TE ROMPIERON EL CORAZÓN.

¿Y ahora? ¿Qué vas a hacer? Water Mischel, profesora de psicología de la Universidad de Columbia, tiene dos soluciones para ti.

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La primera: deja de hablar con tus amigos del tema. A pesar de que la sabiduría popular dicta lo contrario, y que todos te dirán que lo mejor es que “lo saques” sea como sea, Water Mischel asegura que el efecto psicológico que esto genera es adverso al que buscas, y que hay estudios recientes que sugieren que el hablarlo te mantendrá sumergido en esos pensamientos por muchos más días. Distancia, eso es lo que necesitas. Distancia de ti mismo y de tu situación. El hacerlo, por ejemplo, ayudará a bajar o nivelar tu presión arterial, que típicamente subiría en una situación de estrés o depresión, y esto mejorará tu estado de ánimo. Y también, sin duda, te permitirá ver las cosas desde una posición mucho más objetiva, lejos del drama.

La segunda, y la más sorprendente de todas: tómate unas aspirinas. Mischel asegura que la sensación (nada placentera) que experimentas cuando ves la fotografía de la o el que te rompió el corazón en pedazos es igual o peor que cualquier dolor “físico” provocado por una lesión o un golpe. Y que tomar analgésicos, podría hacerte sentir mejor en muy poco tiempo.

Y si nada de esto funciona…

(Eso no lo dijo la psicóloga)

Via: The Telegraph