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El día de hoy nos enteramos que U2 está planeando lanzar su nuevo disco bajo el sello Island Records, aquel que los descubriera y lanzara en los 70. Un regreso al origen, una insinuación clara de que quieren replantear su carrera.

Y si hay nuevo disco, habrá nueva gira.

El día de hoy recordamos que el anuncio del lanzamiento de su nuevo disco (programado para primavera de 2014), podría hacerse en el marco del Super Bowl XLVIII.

El día de hoy termina la temporada regular de la NFL, y se define qué equipos podrían llegar al Super Bowl XLVIII.

Demasiada coincidencia como para no hablar de U2. En realidad, preferimos que hablen ellos.

Este es un fragmento en alta calidad de la que quizá es su mejor aparición en vivo, del instante en el que conquistaron al planeta entero y Bono se convirtió en la figura más grande de la música y la cultura pop. Era 1985, el año en el que el la humanidad dimensionó por primera vez el ángulo más dramático de la primera epidemia “moderna”, y unos cuantos poderosos se organizaron para generar conciencia al respecto.

Live Aid fue mucho más que un concierto para recaudar fondos. Cierto, no todos los días se reúnen más de 100 millones de dólares para naciones casi abandonadas y sin recursos para combatir al SIDA. Pero en realidad, Live Aid fue quizá la primera muestra clara del poder del entretenimiento para entregar un mensaje global, esquivando las barreras impuestas por la cultura.

La tarde de Live Aid en Wembley fue la tarde de U2, la tarde de “hola, somos una banda de Dublín que quiere cambiar al mundo, y vamos a empezar aquí, con música”. La tarde en la que Bono tenía una sola prioridad: conectar con el público que lo veía por televisión y los miles que lo veían en vivo, entregarles un mensaje preciso sin importar si le daba tiempo o no de promover el sencillo en turno (el cual, por cierto, no alcanzaron a tocar). La tarde del U2 que muchos ya olvidaron.

Cómo extrañamos a ese U2.