Brian Eno es muchas cosas: compositor, escritor, productor discográfico, artista visual, músico. Una de las figuras más innovadoras del pop experimental, ha sido miembro de Roxy Music, ha colaborado con David Bowie, U2, Coldplay, Laurie Anderson y Grace Jones, y ha inventado el término “música ambiental”.

Desde los años 70, el arte visual de Eno se ha dedicado al potencial de la luz. Inspirándose en los motivos de la luz y el espacio, Mondrian, el suprematismo y la vanguardia rusa de principios del siglo XX; la obra de Eno, que satura los sentidos, sumerge a los espectadores, y a los oyentes, en un estado de meditación y desapego.

Además de los grabados, las impresiones lenticulares y las obras sonoras, Eno es conocido por sus cajas de luz caleidoscópicas, que se desplazan sin problemas a través de infinitas combinaciones de seductores “paisajes de color” autogenerados mediante una serie de luces LED entrelazadas.

En una línea similar, el artista acaba de presentar un nuevo tocadiscos con la galería Paul Stolper de Londres. La luz que desprende es tangible, “como si estuviera atrapada en una nube de vapor”, dijo Eno sobre el artefacto.

“Estuvimos sentados observando durante mucho tiempo, fascinados por esta experiencia totalmente nueva de la luz como presencia física”.

Vía Wallpaper.

El tocadiscos, cuya edición es limitada a 50 unidades, es una mezcla psicodélica y evolutiva de sonido y visión, y una obra de arte por derecho propio.

Uno de los grandes descubrimientos de la teoría de la evolución es que se puede empezar con cosas sencillas y que éstas se vuelven complejas. Esto es muy poco intuitivo, es una de esas cosas que el cerebro humano no es capaz de captar inmediatamente. No tiene sentido hasta que lo ves”, continuó Eno.

“Tienes la idea de que esta pequeña cosa, que no puede contener tantas instrucciones, produce este mundo enormemente complejo entrelazado e interdependiente. Una de las cosas que me gustan de esta obra es que es una prueba de ello”.

Vía Wallpaper.